It's hard to stay mad when there's so much beauty in the world.
Sometimes I feel like I'm seeing it all at once and it's too much, my heart fills up like a balloon that's about to burst.

jueves, 22 de noviembre de 2018

Soñando, soñé

A pesar de estar muy cansada tras la larga y movida noche de ayer, la luz que entra por la ventana no me deja seguir durmiendo. Aunque tiene poca fuerza, la temperatura y el color son intensos y tan diferente a lo que estoy acostumbrada que no puedo evitar sentir una mezcla entre ligera molestia, placer y curiosidad por saber que quiere alumbrarme con tanta insistencia. Giro la cabeza hacia la izquierda y ahí estás tú, aún impasible y ajeno al nuevo día que empieza a asomarse. Pareces dormir tan plácidamente, que no puedo evitar sonreír, reprimir mis ganas de besarte y dejarte descansar un poco más. Mi curiosidad, por el contrario, no entiende de descansos. Así que sigilosamente me levanto con cuidado de no interrumpir tu profundo sueño. Y parece que no lo hago muy mal porque tú ni te inmutas.

Descalza y aún medio desnuda, me dirijo hacia el porche, y con cierto nerviosismo y timidez echo un vistazo hacia fuera y antes de que me dé tiempo a asimilar lo que ven mis ojos, así sin más todo mi cuerpo se detiene. Dicen que la belleza está allá donde uno la encuentra, y yo en este momento siento como si la estuviera descubriendo por primera vez. Los tonos anaranjados sobre los frondosos y brillantes campos verdes son tan preciosos que no puedo evitar emocionarme y dejar que ese dulce escozor tan familiar acaricie mis ojos y se derrame por mis mejillas en forma de lágrimas de felicidad. Quiero abarcarlo todo con mi mirada y retener esa imagen en mi mente por toda la eternidad. Ojalá pudiera hacer una copia de seguridad para poder recuperarla siempre que quiera, pero en realidad siento que el sentimiento es tan potente, que sería imposible borrar este recuerdo de mi memoria. 

En tan sólo unos segundos empiezan a acumularse dentro de mí infinidad de emociones. Fascinación, plenitud, paz, armonía y gratitud. Pero sobre todo un inmenso y profundo amor. Es en ese momento cuando quiero girarme y llamarte a gritos, porque no puedo soportar la idea de estar viviendo esto yo sola. Necesito compartirlo contigo. Algo tan hermoso no debe quedárselo uno para sí mismo. Pero antes de que me dé tiempo a darme la vuelta, siento sobre mi hombro como tu mano se apoya sutilmente, para no asustarme. Y es ahí cuando casi de reojo, para no perder de vista la bonita estampa, te miro y sonrío aún desde el asombro. Y sin mediar palabra entiendo por tu expresión facial que tú estás experimentando exactamente lo mismo. Es como estar conectados por un mismo instante. ¡Ya no hará falta memorizar ese momento! Tus ojos pasan de un estado de letargo a otro de admiración en cuestión de milisegundos. Entonces me coges la mano, como buscando cerciorarte de que realmente estamos ahí uno al lado del otro presenciando el mismo milagro, y yo te la aprieto delicadamente como señal de confirmación. Enseguida una amplia sonrisa se dibuja en tu rosto, y yo entiendo a la perfección lo que eso quiere decir. "Yo también..." -pienso internamente- "...me alegro de que hayas venido conmigo", digo en voz alta finalmente.

Tras unos minutos de contemplación, nos volvemos el uno hacia el otro y nos fundimos en un abrazo. Yo cierro los ojos, y con la cara escondida entre tu cuello como de costumbre, te huelo para asegurarme de que estás ahí conmigo. No obstante, el aroma de la mañana interrumpe mis pensamientos y cuando me dispongo a abrir los ojos el contacto de tu piel empieza a difuminarse, y cuando por fin miro al frente veo que en realidad no estás. Corro hacia la cama, y ésta se encuentra casi intacta y fría como un témpano. ¿Qué pasó? ¿Te has marchado? No. Lo cierto es que nunca me acompañaste. 

Por un momento siento un vacío y me pregunto cómo es posible no estar compartiendo algo tan especial contigo. La ausencia de respuesta me pone triste. Sin embargo, cuando miro hacia atrás, veo que lo que era bello entonces, sigue siéndolo... y que no debería ser desagradecida ni desaprovechar el momento. Así que vuelvo ahí fuera, tomo aire profundamente y lo expulso en forma de suspiro. Puede que físicamente no estés ahí conmigo, lo cual me entristece muchísimo, pero eso no es motivo para dejar de compartir mis sensaciones contigo. Así que echo mano a mi diario, arranco un par de hojas y me siento a escribirte una carta en la que te cuento cada detalle de lo que estoy viviendo a miles de kilómetros de ti, para que así, de alguna manera, pueda decir algún día que sí estuviste conmigo.

Cuando termino de escribirte la carta, estoy tan cansada -aún es temprano- que vuelvo a acostarme. Y cuando me despierto por segunda vez me doy cuenta, desconcertada, de que estoy en una habitación oscura y cerrada donde la ventana que hay deja pasar una luz muy tenue y demasiado familiar que nada se parece a la de hace unas horas. Y es ahí cuando descubro que en realidad estamos en casa, tú estás durmiendo como un tronco y yo... sencillamente estoy soñando.

domingo, 11 de noviembre de 2018

Hembrismo, ¿mito o realidad?

Se dice que el hembrismo es justo lo contrario del machismo. Pero, ¿realmente eso existe? ¿En qué sociedades se da o en qué épocas históricas ha existido? ¿Sabemos lo que es el machismo? ¿Somos consciente de lo que supone a nivel histórico, cultural, sociológico, psicológico y estructural?

El machismo no son sólo los 3 babosos de turno que nos satirean por la calle, o el garrulo que dice que los hombres son los que mandan. El machismo es un sistema de valores y costumbres arraigados desde hace miles y miles de años que legitima la inferioridad de la mujer por el mero hecho de haber nacido mujer. Ha permitido y sigue permitiendo y aceptando socialmente (en muchos casos incluso por ley), entre otras cosas, que una mujer tenga que pedir permiso a su marido para hacer cualquier gestión, que una mujer no pueda trabajar ni tenga acceso a estudios (básicos y/o superiores), que no pueda votar, que no pueda conducir, que se le pueda pegar una paliza para aleccionarla, que se la viole si un tío necesita satisfacer sus "necesidades biológicas típicas de macho", que luego se la condene a muerte por haber sido violada, que se cosifique y esclavice sexualmente, que se prostituya y a la vez se la estigmatice por ello, que cobre menos por hacer el mismo trabajo que un hombre, que no pueda acceder a puestos de poder, que no pueda entrar en ciertos lugares por ser “impura”, que se la prive de placer sexual extirpándole el clítoris, que tenga que estar dispuesta a tener sexo siempre que su pareja quiera (o cualquier tío con el que haya sido simpática), que se la juzgue por su forma de vestir y que a la vez se la critique si no sigue los cánones de belleza establecidos (por los hombres), que se le exija ser madre o en su defecto que sea cariñosa, entregada y cuidadora incondicional, que se le diga qué hacer con su cuerpo, que se dé por hecho que ella deba ser la principal encargada de las tareas domésticas (si no la única), que se la tache de guarra y dejada si no limpia la mierda que han dejado los hombres con los que convive, que se la tache de amargada si no está siempre sonriendo y complaciente, que se la acuse de ser una amenaza y una vergüenza para las otras mujeres si no es sumisa o si expresa rabia o cualquier otra emoción que no sea delicadeza y dulzura. Y así un largo etcétera que todos conocéis de sobra.

Ahora decidme, ¿en qué momento y lugar se han dado todas estas mismas situaciones, o al menos en un 10%, pero al revés, es decir, de las mujeres hacia los hombres? ¿En qué sociedad se acepta ese abuso hacia los hombres? ¿Y qué organización política o social se ha agrupado con la intención de redactar unas leyes que permitan que se haga todo esto con los hombres? ¿Contra qué peligrosa fuerza hay que luchar para que esta atrocidad no se lleve a cabo contra los hombres? ¿En qué mundo son estas ideas una amenaza real para el futuro de los hombres? Os lo digo yo, en el mundo onírico del colectivo machista. Porque esto no es más que un miedo subconsciente que tienen algunos (y algunas).

Que haya unas pocas mujeres que desde la rabia, la indignación y la desidia hayan perdido los papeles (porque son unas histéricas... una "MUJER de verdad" nunca pierde la calma y sabe estar), y en una red social hayan puesto que "los hombres son todos unos cabrones y sin ellos estaríamos mejor", está bastante lejos de convertirse en algo parecido al sistema patriarcal que lleva años subyugándonos. Si ya la igualdad mundial (que esto del machismo no solo ocurre en vuestro barrio) sigue pareciendo una utopía, imaginaos un sistema en el que las mujeres abusaran de los hombres y se viera normal e incluso se idolatrara a la mujer como ser fuerte y poderoso.

Entiendo el escándalo y la preocupación cuando salen mensajes de mujeres con tanto odio hacia los hombres (que para esto ya había un nombre: misandria). Yo también en su día me horroricé y usé términos como "feminazi" o "hembrista". Porque yo desde que tengo uso de razón me he considerado feminista, porque por suerte mis padres me educaron en valores de igualdad, y me hablaron de feminismo como lo que siempre ha sido: un movimiento político que busca la liberación de la mujer y la igualdad de derechos para todos los seres humanos. Por eso cuando leí esas cosas también pensé cosas como "cuánto daño hacen esas mujeres al movimiento", o "esas tías son locas y no son feministas de verdad".

Con el tiempo me di cuenta de que yo, por el mero hecho de haber nacido en esta sociedad, también soy machista. Porque tod@s, en mayor o menor medida, lo somos. Y negarlo, es estar totalmente alienada. Me di cuenta de que esas noticias sobre "feminazis" no eran más que fruto de una sociedad machista cagada de miedo y que se alimenta del sensacionalismo. Las atrocidades que llevamos sufriendo día a día las mujeres están tan normalizadas (desigualdades, vejaciones, asesinatos, violaciones), que es comprensible que esas noticias de palabras de desprecio hacia los hombres hagan más ruido, y además eso les viene muy bien a los que tienen pavor por perder sus privilegios. Así, dándole más cobertura a esas noticias aisladas pero ruidosas, se desvía la atención del problema real y se perpetúa.

Y ¿cómo caí en la cuenta de tal sucia artimaña? Leyendo mucho e informándome por mí misma. Pero no leyendo memes ni posts sensacionalistas compartidos por hombres "ofendidos" por los ataques de esas mujeres -que, por cierto, nadie conoce personalmente...-, sino leyendo libros, ensayos, artículos serios escritos por mujeres que llevan en el movimiento toda su vida. Y entonces descubrí que, yo que había sido feminista toda mi vida, que había estado en formaciones políticas donde se había debatido el tema infinidad de veces, que había estado metida en foros de discusión, que había escrito manuales y notas de prensa hablando sobre feminismo, al final tenía las mismas mierdas machistas grabadas a fuego en mi cabeza. Tenía actitudes, pensamientos y palabras totalmente machistas. ¡Menudo bofetón me llevé en la cara! Yo, feminista hasta la médula, tenía que deconstruirme* y aprender de nuevo muchas cosas para entender en profundidad los cambios que como sociedad necesitamos para así erradicar de una vez el sistema patriarcal.

Así que dejé de darle bombo a esas publicaciones porque eso sólo conseguía darle más fuerza a aquellos que querían desprestigiar al movimiento feminista. Usar esos términos (inventados por hombres de extrema derecha y con una connotación condescendiente) es otra manera de perpetuar la misoginia y la actitud infantil de esos hombres que se ven amenazados cuando les hablas de feminismo. Porque, ¿cuántos hombres conocéis que reconozcan abiertamente que son machistas? ¿Cuántos de ellos admiten que deben deconstruirse para dejar a un lado esa educación machista tan arraigada? ¿Cuántos se interesan por aprender y preguntan a sus amigas o parejas para mostrar su apoyo y convertirse en aliados en la lucha por la igualdad? Pocos, muy pocos. Sin embargo, ¿cuántos hombres conocéis que cuando sacáis el tema del feminismo con lo primero que saltan es con eso de "sí, pero también hay mujeres que se pasan con el feminismo y lo llevan al extremo. Esas mujeres se creen superiores a los hombres, así que son iguales que los machistas" (como cuando se habla de racismo y alguien obvia los siglos de esclavitud y discriminación diciendo que también hay negros racistas). ¿En serio? ¿Vamos a debatir sobre algo tan grave con la retórica de los políticos del "tú más y peor"? ¿De verdad una mujer es capaz de reconocer que tiene actitudes machistas y que tiene mucho que desaprender, pero un hombre no? ¿De verdad lo más maduro que es capaz de decir un hombre es "¡yo no soy machista!, yo tengo madre, hermanas y muchas amigas y siempre he defendido a las mujeres"? ¿De verdad no somos capaces de ser más humildes y autocríticos?

Por favor, seamos realistas y objetivos, y centrémonos en el problema real y no en una supuesta rebelión androcida que jamás va a tener lugar. Si realmente os preocupan esas “hembristas” y lo que puedan ser capaces de hacer, vamos a luchar contra el machismo que es lo que las ha convertido en los horribles seres mitológicos que son.


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*Deconstrucción: ejercicio de evaluación personal en el que la persona se esfuerza por desaprender, identificar y eliminar las actitudes machistas a las que ha estado expuesta toda la vida.

domingo, 4 de noviembre de 2018

¡Eureka!

"[...]Me metí en lo más hondo
por ver si, al fin, estabas.
[...]Y nadie me hizo señas[...]
nadie me dijo[...]
Que a ti se te encontraba
en las cimas del beso
sin duda y sin mañana."

¿Cuántos de nosotros nos mostramos tal y como somos? ¿Quiénes de nosotros nos atrevemos a dejarnos encontrar por los demás?

Cuando hoy en día todo es tan rápido como hacerse un perfil en una aplicación para "conocer" gente (bonito eufemismo para en muchos casos tener sexo vacío; puede que placentero -sí-, pero insignificante), cuando todo es tan inminente y urgente, irremediablemente nos volvemos perezosos, se nos escapa el interés y a fin de cuentas se pierde la esencia de lo que supone descubrir realmente a una persona. Pero, ¿es en realidad la inmediatez y la fácil accesibilidad lo que nos hace volvernos frívolos y despreocupados? O ¿es quizá el miedo a despojarnos de nuestra armadura ante alguien lo que nos bloquea? Yo opto más por lo segundo.

Desnudarnos en cuerpo y alma conlleva un riesgo: el riesgo de que conozcan el más mínimo detalle de quiénes somos realmente. Profundizar con alguien supone que esa persona descubra todas las sutilezas de nuestro ser. Y ¿cuál es el problema de ello? Pues que podemos descubrir cosas que no nos gustan, que no esperábamos, que nos desconciertan, que nos sacan de quicio, que nos decepcionan y que incluso nos hacen dudar de todo cuanto sentíamos y creíamos tener seguro. Y eso en la mayoría de los casos se traduce en gente que se espanta y sale corriendo. Conocer demasiado a menudo hace que las conexiones se rompan porque no todos están dispuestos a aceptar lo bueno y, sobre todo, lo malo de alguien. Es muy difícil aceptar y amar a alguien incondicionalmente, con sus luces y sus sombras. Se ha de ser muy valiente para aceptar ese reto con decisión y disfrutar de la experiencia. Vivimos en una sociedad donde desechamos enseguida aquello que a la mínima empieza a fallar o a chirriarnos. No nos tomamos molestias en indagar, observar con los cinco sentidos y comprender las partes "oscuras" de una persona. Es más fácil hacerlo todo breve, instantáneo, temporal... hacer que algo dure sólo el tiempo que no nos suponga ningún esfuerzo.

Sin embargo, hay veces (en un pequeñísimo porcentaje), en que cuando alguien llega a conocer esas sutilezas, esos pequeños matices de nuestra personalidad, esa persona en lugar de horrorizarse, se fascina y unas ganas inmensas de permanecer ahí descubriendo más se apoderan de ella. Y entonces uno se vuelve adicto a la información, necesita saber más, preguntar y obtener más respuestas... aún cuando esas respuestas no son de su agrado o compartidas.

Una vez se han roto las barreras y asumimos el riesgo, las emociones empiezan a derramarse sin control, cual lava de volcán. Se desbordan sin mesura y rebosan por cada una de los poros de la piel. Y es entonces cuando la mayor parte del miedo desaparece y se empieza a experimentar una confianza reconfortante y motivadora. Y es ahí cuando uno desea y ansía más de todo porque descubre que cuando deja de pensar y simplemente se dedica a dejar fluir esas sensaciones, nada importa tanto. Se da cuenta de que nada tiene tanto peso como para estropear algo tan puro. Y aun cuando por fugaces instantes la incertidumbre y la duda le invaden, una voz pequeñita pero imponente dice interiormente “Y si lo hubiera, ¿qué más da? Disfruta mientras dure”. No es que a una le traiga sin cuidado que algo tan bello se acabe, más bien quiere que dure eternamente (y en el fondo, pase lo que pase lo hará)... sólo que le preocupa más que el presente sea merecedor de ese futuro tan prometedor con el que se ilusiona, fantasea y sueña despierta y dormida a todas horas.

Y cuando ya te has bañado a gusto en la piscina que tanto respeto te imponía al principio, acabas aprendiendo que para llegar a esa persona (y que esa persona llegue a ti) tan sólo había que buscarla a través del beso, como dice el poema, “en el vértice puro de la alegría alta, multiplicando júbilos por júbilos, por risas, por placeres”.  Es decir, dejando a un lado el temor a repetir errores, la inseguridad de no saber si seremos correspondidos, la desconfianza hacia lo nuevo, la ansiedad por posibles decepciones y la pena por los traumas pasados.



Fue así, pues, como encontré belleza, puro amor y placer en la naturalidad, en la espontaneidad, en la simplicidad, en la imperfección, en lo cotidiano, en la sencillez y hasta en el desacuerdo. Permitiéndome erupcionar y disfrutando de cada minúsculo momento de la experiencia.

miércoles, 27 de junio de 2018

Rompe ayunos

Siempre se ha dicho que el desayuno es la comida más importante del día, y aunque yo nunca he sido muy fan de esta comida y tampoco estaba muy de acuerdo con esa afirmación, debo reconocer que a día de hoy se está convirtiendo en una de mis favoritas.

De pequeña nunca tomaba desayuno, tan sólo lo que comía en el recreo del colegio a media mañana. Para mí eso de llevarme algo a la boca nada más levantarme por la mañana me parecía una atrocidad. Mi cuerpo aún estaba dormido, ¿cómo iba a ponerlo a trabajar tan temprano y encima en una labor tan compleja como digerir alimentos? Para mí no tenía ningún sentido, mi cuerpo necesitaba despertarse poco a poco antes de atiborrarlo de nutrientes que me proporcionaran la energía que iba a necesitar para empezar el día.

Y hablando de nutrientes, ¿cuáles son los ideales para romper el ayuno de toda una noche durmiendo? Si preguntas, la gente parece tenerlo claro. Aquí en el Mediterráneo, un desayuno ideal siempre ha constado de cereales (en algunas de sus formas), algo de fruta y quizá alguna proteína. Esto para muchos de nosotros se traducía en varias opciones: una tostada con tomate y/o algún embutido, un zumo y un vaso de leche o café; o bien un bol de "cereales" con leche, galletas, o alguna pieza de repostería. Está bien, ¿no? Parece que sigue las indicaciones dietéticas recomendadas. Pero, en el día a día de las personas ¿es realmente así? Nada más lejos de la realidad.

Para empezar, cuando se habla de cereales la gente elige las opciones más alejadas de lo que esos cereales en su estado más integral nos proporcionarían. ¿Qué escoge la gente? Pan blanco, cereales de paquete azucarados, y bollería industrial totalmente carente de nutrientes. Entonces, ¿cómo consumimos los cereales que tanto necesitamos? Fácil, en su estado natural, sin aditivos de ningún tipo. Basta con coger un cereal como la avena, el mijo, la quinoa, el arroz o el trigo sarraceno -por mencionar unos cuantos- cocinarlos según las características de cada uno, y añadir algo de fruta entera, leche (a ser posible vegetal sin azúcares añadidos, y si es casera mejor) y algún fruto seco y/o semilla. Et voilà! Ya tenemos nuestro desayuno sano, rico y nutritivo.

Y ahora os preguntaréis que cómo vais vosotros a cambiar vuestra sencilla rutina para preparar desayunos aparentemente tan elaborados. Primero, la realidad es que sólo se tarda una media de 10 mins en elaborar estos deliciosos desayunos, y segundo, que no hay nada que Internet no te pueda solucionar, y si te da mucha pereza, tan sólo tienes que leer las recomendaciones y consejos que ofrezco a continuación.


Idea 1: Gachas de mijo con manzana y frutos secos
  1. Cocemos una medida de mijo en 3 medidas de agua o leche vegetal con canela, un endulzante (yo uso sirope de agave) y 1/2 manzana rallada.
  2. Cocinamos a fuego lento y removemos de vez en cuando. Cuando adquiera consistencia de gachas, apagamos el fuego.
  3. Servimos en un bol y añadimos los toppings que más nos guste (yo pongo crema de cacahuete, nueces y plátano picado).
  4. Podemos comerlo recién hecho calentito o dejarlo enfriar la noche anterior (la opción fría es mi favorita).

Idea 2: Choco bol de espinacas
Sí, has leído bien. ¡Espinacas para desayunar! No importa si crees que no te gustan, en este bol ni las notarás bajo el intenso y delicioso sabor del cacao.

- En una batidora echar un plátano congelado, un puñado de espinacas crudas, un dátil, una cucharada de cacao puro en polvo, un puñado de arándanos y/o moras, 2 cucharadas de crema de cacahuete, 1/2 vaso de leche vegetal (yo uso de coco) y una pizca de canela. Batir todo y servir con fresas troceadas y nueces por encima.

Idea 3: Avenas en remojo con tahini y frambuesas
  1. Poner una taza de avena en remojo en un recipiente con 3/4 de taza de agua. Dejar por la noche en la nevera.
  2. Por la mañana añadir a la mezcla un plátano machacado, una cucharada de tahini (pasta de sésamo), una cucharada de crema de cacahuetes, un puñado de frambuesas y unas nueces. ¡Listo para comer!


Idea 4: Pudin de chía con plátano y crema de cacahuetes
Sí, lo sé... soy una pesada con la crema de cacahuete. Pero está deliciosa y es rica en proteína. Eso sí, asegúrate que no lleva azúcar ni aceite de palma ni de ningún tipo. La que yo compro en Carrefour es 100% cacahuete orgánico y además viene en bote de cristal :)

- La noche anterior mezcla en una batidora un plátano (o cualquier otra fruta que te guste), dos cucharadas de semillas de chía, una cucharada de crema de cacahuete y medio vasito de leche vegetal o agua. Batir bien y dejar toda la noche en la nevera. También lo puedes comer recién hecho usando plátano congelado para que esté bien fresquito y espeso.

Idea 5: Bol de quinoa
La quinoa es en realidad un pseudo-cereal de una calidad proteica suprema ya que contiene todos los aminoácidos esenciales que necesitamos para formar nuevas proteínas en nuestro cuerpo.

  1. Poner en un cazo 2 tazas de leche vegetal o agua, una taza de quinoa, una pizca de canela, nuez moscada, clavo y jengibre. Lleva a ebullición, cubre y deja cocinar a fuego lento durante 10 mins aprox. Aparta del fuego y deja reposar 5 mins.
  2. Vierte en un bol y añade sirope de agave, arándanos, almendras laminadas, semillas de chía y un chorreón de leche vegetal. ¡Remueve y disfruta!

Idea 6: Tortitas de trigo sarraceno con arándanos

Quizá la opción que requiera más "esfuerzo" si sumamos el tiempo de preparación y el de la cocción (ya que hay que hacer las tortitas una a una), pero te puedo asegurar que merecerá la pena cada minuto empleado.

  1. En el vaso de una batidora echar una taza de harina de trigo sarraceno (u otra que sea integral), un vaso de leche vegetal, un huevo o sustituto*, un puñado de arándanos, una cucharadita de levadura para hornear y una pizca de sal. Batir homogéneamente. 
  2. Verter la mezcla en una sartén a fuego medio-alto ligeramente engrasada con aceite de coco. Darle la vuelta cuando la mezcla se seque o empiece a formarse burbujitas. Suelen salir unas 6 con estas cantidades.
  3. Servir con fruta troceada (fresa o plátanos) y un chorreón de sirope de agave. ¡Y ya puedes tener un orgasmo mañanero! 
* plátano o cucharada de lino molido

Idea 7: Tostada de centeno 
El pan de centenro 100% es apreciado por su bajo nivel calórico y por tener muy bajo contenido en grasas, además es muy saciante por lo que bastará una sola rebanada para sentirte satisfech@. 

Yo propongo tres alternativas (por no saturaros con miles de ideas): 

  1. Con aguacate y tomate. 
  2. Con hummus.
  3. Con paté de zanahoria y nueces. Para ello solo tienes que cocer un par de zanahorias y batirlas junto a un puñado de nueces y un diente de ajo.

Como veis no es tan difícil añadir variedad saludable a nuestros desayunos. Para más ideas tan sólo tenéis que teclear "desayunos saludables" en Google -que es de donde yo saqué estas ideas- y os saldrán miles de opciones. Y si os estáis preguntando dónde adquirir ciertos alimentos que nunca habéis usado (chía, quinoa, mijo, crema de cacahuete, trigo sarraceno, etc), no os preocupéis porque todo esto lo compro yo en Mercadona, Carrefour, Aldi o Lidl, así como algunas tiendas de barrio. Son alimentos (que no productos) que merecen la pena tener en casa porque son ricos en nutrientes y muy socorridos. Además, la mayoría de ellos (sobre todo los cereales y semillas) duran muchísimo porque de una cantidad pequeña salen varias raciones ya que al cocinarse o poner en remojo se inflan.

Bueno, entonces ¿te animas a probar alguna de estas ideas? :)


Fuentes:
https://voilaelisa.com/porridge-mijo-manzana-chocolate-vegano/
http://www.onegreenplanet.org/channel/vegan-recipe/
https://www.rebootwithjoe.com/chocolate-almond-smoothie-bowl-recipe/
https://www.misrecetasanticancer.com/2016/03/pudin-de-chia-y-operacion-perder-peso.html

martes, 1 de mayo de 2018

Revolución integral


Admiro a las personas auténticas, íntegras y coherentes con sus principios. Me inspiran. Independientemente de cuáles sean sus valores, si viven acorde a ellos de manera libre y voluntaria y sin importarle lo que piensen los demás, me parecen dignas de respeto. Puede que no comparta sus ideales, pero si apoyaré y defenderé que quieran vivir en base a ellos.

Hoy en día escasea la gente con principios. O si existe, son sólo principios teóricos que pocas veces lleva a la práctica. Hay personas que luchan por sus principios porque ello supone para ellas vivir dignamente. Hay hasta quien prefiere morir antes que sublevarse. Algunos pueden pensar que es estúpido, pero para muchos la libertad es mucho más importante que la propia vida. ¿Porque qué vida es aquella que consiste en reprimirse y fingir ser alguien que no eres? Porque rebelarse ante lo establecido por defender lo que uno cree que es correcto es lo que hace que el mundo cambie, que evolucionemos como especie.


No soporto la hipocresía. Y con esto no digo que yo sea ejemplar y que afirme que todos son hipócritas y yo no. Por desgracia, todos lo somos en mayor o menor medida. Pero creo que hacer crítica (y sobre todo autocrítica) es esencial para cambiar las cosas. Hay que partir desde la aceptación de los propios errores. Hay que admitir la parte de responsabilidad que nos corresponde. Y fijaos que no digo culpa (eso mejor se lo dejamos a las religiones y a su afán por hacernos sentir mal por todo y merecedores de sufrimiento y castigos). Hablo de decir "Sí, reconozco que no soy coherente con todo lo que predico, y si me esforzara podría llegar ser un ejemplo a seguir, al menos para mi entorno". Porque ¿cuántos de nosotros no ha dado consejo a alguien para evitar que cometiera nuestros mismos errores? Padres a hij@s, profesores a sus alumn@s, amig@s a amig@s, etc. Y digo yo, ¿por qué no nos damos esos consejos a nosotros mismos? ¿Por qué siempre nos damos como casos perdidos y depositamos en los demás nuestra fe en la humanidad? Fácil. Porque siempre va a ser más fácil echar la CULPA a otro. Si el mundo no mejora es porque "es que la gente no cambia". O si no la odiosa excusa "no hay nada que hacer, el mundo es como es". Perdonad, pero no.


El mundo es el que nosotros creamos (subjuntivo de creer e indicativo de crear). Nosotros somos los arquitectos y moldeadores del mundo. Que no os hagan creer que el mundo no tiene remedio. Que no os obliguen a vivir en un mundo sin esperanza y sin posibilidades o alternativas. Que no os fuercen a resignaros y a acatar órdenes.


Como dice el himno de Andalucía, ¡levantaos y pedid Tierra (vuestro planeta) y LIBERTAD! Así, con mayúsculas ambas. ¡Todos a rebelarse y revolucionarse! ¡Y, así, revolucionemos a los demás! Sed radicales y cambiad radicalmente. Porque es en la raíz donde todo arraiga y donde hay que ir para erradicar los problemas. Creed en vosotros y cread desde vosotros el mundo que os gustaría ver, disfrutar y dejar en herencia. Y amen. Sin tilde.

miércoles, 4 de abril de 2018

Malformación de palabras

"Nada podrá medir el poder que oculta una palabra. Contaremos sus letras, el tamaño que ocupa en un papel, los fonemas que articulamos con cada sílaba, su ritmo, tal vez averigüemos su edad; sin embargo, el espacio verdadero de las palabras, el que contiene su capacidad de seducción, se desarrolla en los lugares más espirituales, etéreos y livianos del ser humano". (La seducción de las palabras)

Cuando estaba en la carrera tuve que leerme este libro de Álex Grijelmo, en el que hablaba del poder de las palabras. Yo como lingüista y persona que se dedica a la enseñanza de idiomas, no podría estar más de acuerdo con lo que él tan acertadamente relataba en su obra. Las palabras seducen, conquistan, hacen pensar, crean emociones (amor, pero también rabia; alegría, y a su vez tristeza), y nos ayudan a canalizar ideas que a veces no podemos expresar de otra manera.

Las palabras tienen orígenes, tienen historia, tienen matices, tienen carga emocional, tienen forma y sonido. Las palabras se pueden ver, oír e incluso tocar. Las palabras nacen, se transforman, y hasta mueren. Las palabras tienen alma. Así con esta definición uno pudiera creer que hablamos de una persona. Yo me atrevería a decir que algunas palabras tienen más sensibilidad que ciertas personas. Las palabras son relevantes e importan casi tanto como el uso que se hace de ellas.

Como puede comprobarse, yo soy amante y gran defensora de las palabras. Y por eso hoy vengo aquí a analizar y hacer crítica de la evolución (o tal vez, para ser más exactos, debería decir involución) de ciertas palabras. Tengo en mente algunas palabras que a mí personalmente me afecta bastante el uso (no juzgaré, de momento, si bueno o malo) que se hace de ellas.

Vayamos por partes. 

COMPROMISO
Del lat. compromissum.
1. m. Obligación contraída.
2. m. Palabra dada.
3. m. DificultadembarazoempeñoEstoy en un compromiso.
5. m. Promesa de matrimonio.
Si nos ceñimos a lo que dice la RAE, la verdad es que casi todas sus acepciones resultan tener unas connotaciones un tanto negativas. O al menos las definiciones tan escuetas provocan en mí esa sensación. 
Yo me centraré en las palabras "obligación contraída", "palabra dada" y "promesa".
A menudo uno asocia el compromiso con la "pérdida de libertad", o a hacer algo porque no te queda otra y no porque realmente te apetezca. A mí, sin embargo, me gusta entender esta palabra fijándome en su etimología (su origen) y ser algo más literal. 

El prefijo con- (por completo) + el prefijo pro- (estar en primera posición) + la raíz missus (enviado)

Así yo lo entiendo como poner en primer lugar aquello que has intercambiado, que puede estar relacionado con haber dado tu palabra o haber prometido algo. Pero en ningún momento veo por qué haya que interpretar que esa palabra dada o esa promesa la hiciste en contra de tu voluntad. Por el contrario, veo el compromiso como poner por encima de todo aquello que tú mismo has decidido dar u ofrecer.


COMPASIÓN
Del lat. tardío compassio, -ōnis.
1. f. Sentimiento de penade ternura y de identificación ante los males dalguien.
Pena es la palabra clave aquí. Sentir pena se asocia con algo peyorativo. Nadie quiere sentir pena porque ésta es un sentimiento grande de tristeza, pero también un castigo. Pero, ¿qué hay de la ternura y el sentirse identificado con los males ajenos? Empatizar sí es bueno, ¿no? Y, ¿acaso ponerse en la piel de otro no significa sentir lo mismo que esa persona? ¿Y si esa persona siente tristeza? ¿Qué tiene de malo sentir tristeza?


RADICAL
Esta es una de las palabras que más he oído en mi vida referidas a mi persona. En todos los casos siempre he podido sentir el tono condescendiente y aleccionador del vocablo. Siempre usado contra mí a forma de insulto, como si la palabra en sí misma fuera ya negativa. Pero, ¿qué es algo radical? ¿De dónde viene la palabra?

Del lat. tardío radicālis, y este der. del lat. radix, -īcis 'raíz'.
1. adj. Perteneciente o relativo a la raíz.
2. adj. Fundamental o esencial.
3. adj. Total o completoCambio radical.
4. adj. Partidario de reformas extremasU. t. c. s.
5. adj. Extremosotajanteintransigente.
6. adj. Bot. Dicho de cualquier parte de una plantaQue naceinmediatamente de la raízHojatallo radical.
7. adj. Gram. Perteneciente o relativo a las raíces (‖ de las palabras).
8. adj. Gram. Dicho de un segmento morfológicoQue constituye la raíz dela palabraU. m. c. s. m.
Efectivamente, radical viene de raíz. Pensad en la raíz de un árbol o, incluso, de una palabra. La raíz es lo que le da vida a ese árbol, es de donde se nutre. Es la parte de la palabra que contiene todo el significado, el origen. Porque todo se remonta a un origen. Todo tiene un principio, una causa... y es a esa causa a la que hay que recurrir cuando intentamos entender algo, cuando intentamos solucionar algo. De ahí que un "cambio radical" sea un cambio completo, total. Cambiar radicalmente significa empezar desde cero. Hacer borrón y cuenta nueva, al fin y al cabo. Si yo quiero modificar ciertas cosas, a veces no queda más remedio que ser radical. O mejor dicho, a menudo la forma más efectiva de conseguirlo es yendo a la raíz de la cuestión a tratar. Si sólo tratamos un problema de manera superficial, aliviando los síntomas, tarde o temprano ese problema volverá a producirse y propagarse.

Pero a menudo se suele asociar ser radical con tener ideas "extremas", con ser tajante. Y digo yo, ¿qué tiene de malo posicionarse en un extremo y ser firme en la convicción de que eso es lo correcto según tu forma de entender la vida? Si yo creo que algo es negro y defender esa idea me hace sentir completa y con la conciencia tranquila, ¿qué tiene de malo? Si yo considero, por ejemplo, que algo es perjudicial para mí y lo erradico totalmente de mi vida, ¿qué problema hay? Mientras mis "ideas radicales" no atenten contra la vida y la libertad de nadie, ¿por qué no las voy a expresar o llevar a cabo?


INTROVERTIDA
Esta es quizá una de mis favoritas, y una de las que socialmente a menudo ha sido poco comprendida y bastante castigada.
¿Qué es exactamente ser una persona introvertida? ¿Es realmente un sinónimo de tímido? Ni mucho menos. Se trata de algo más profundo.

1. f. Psicol. Condición de la persona que se distingue por su inclinación hacia el mundo interiorpor la dificultad para las relaciones sociales y por su carácter reservado.

Podríamos quedarnos con esta simplista definición del diccionario, o podríamos pasarnos días hablando sobre las diferentes ideas que genios de la psicología como Jung propusieron en su día.

Yo siempre fui una niña muy callada, pero observadora. Me costaba horrores hablar con la gente y mucho más conectar con alguien. Abrirme a los demás era algo que ocurría en ocasiones muy esporádicas y fugaces. Pero el no relacionarme con un mundo que, con el tiempo, descubrí estaba bastante enfermo, no supuso para mí ningún trauma. Por el contrario contaba con un mundo interior riquísimo y que siempre me ayudó a sentirme especial, y jamás tuve la necesidad de ser aceptada ni fingir ser algo que no era sólo para que los demás me valoraran.

Bueno, y ¿qué tiene entonces la palabra "introvertida" de negativo? Pues hay que reconocer que pocas veces (o nunca) se ha utilizado esta palabra como atributo positivo a la hora de hablar de alguien. Porque es bastante obvio que siempre se ha visto mucho mejor a las personas extrovertidas y sociables, pues se las considera simpáticas y saladas además de mejor adaptadas. Por el contrario, de los introvertidos se ha llegado a pensar a menudo que tenían algún problema (¿mental?).

¿Cuántas veces habré visto a la gente sentir pena por mí al verme jugar sola? Como si la soledad fuera algo malo... ¿Cuántas veces algunas personas se empeñaban en hacerme hablar o participar en actividades grupales para que no me sintiera excluida o fuera de lugar? Cuando en realidad el obligarme a ser como no soy justamente era lo que me hacía apartarme de la gente. ¿Cuántas veces he oído eso de "deberías intentar abrirte un poco y hablar más"? Sólo porque eso es lo que la sociedad espera, sin tener en cuenta si eso me hacía realmente feliz.

Como podéis ver, las palabras pueden encerrar muchas historias y emociones, y por ello no me parece justo restarle valor a su función. Quizá cada vez que alguien hablara debería explicar qué entiende él/ella por las palabras escogidas. Tal vez si profundizáramos un poco más en lo que significan esas palabras en nuestras cabezas, podríamos entendernos mejor y así conseguir una comunicación más efectiva. Por desgracia, a menudo los diccionarios nos limitan y nos fuerzan a conferir a esas palabras unos significados inflexibles e impersonales. Por eso yo aplaudo a los que se atreven a dar una patada al diccionario y crean sus propios vocabularios, libres de reglas fijas y corsés conservadores.