"Nada podrá medir el poder que oculta una palabra. Contaremos sus letras, el tamaño que ocupa en un papel, los fonemas que articulamos con cada sílaba, su ritmo, tal vez averigüemos su edad; sin embargo, el espacio verdadero de las palabras, el que contiene su capacidad de seducción, se desarrolla en los lugares más espirituales, etéreos y livianos del ser humano". (La seducción de las palabras)
Cuando estaba en la carrera tuve que leerme este libro de Álex Grijelmo, en el que hablaba del poder de las palabras. Yo como lingüista y persona que se dedica a la enseñanza de idiomas, no podría estar más de acuerdo con lo que él tan acertadamente relataba en su obra. Las palabras seducen, conquistan, hacen pensar, crean emociones (amor, pero también rabia; alegría, y a su vez tristeza), y nos ayudan a canalizar ideas que a veces no podemos expresar de otra manera.
Las palabras tienen orígenes, tienen historia, tienen matices, tienen carga emocional, tienen forma y sonido. Las palabras se pueden ver, oír e incluso tocar. Las palabras nacen, se transforman, y hasta mueren. Las palabras tienen alma. Así con esta definición uno pudiera creer que hablamos de una persona. Yo me atrevería a decir que algunas palabras tienen más sensibilidad que ciertas personas. Las palabras son relevantes e importan casi tanto como el uso que se hace de ellas.
Como puede comprobarse, yo soy amante y gran defensora de las palabras. Y por eso hoy vengo aquí a analizar y hacer crítica de la evolución (o tal vez, para ser más exactos, debería decir involución) de ciertas palabras. Tengo en mente algunas palabras que a mí personalmente me afecta bastante el uso (no juzgaré, de momento, si bueno o malo) que se hace de ellas.
Vayamos por partes.
COMPROMISO
Del lat. compromissum.
1. m. Obligación contraída.
2. m. Palabra dada.
3. m. Dificultad, embarazo, empeño. Estoy en un compromiso.
5. m. Promesa de matrimonio.
Si nos ceñimos a lo que dice la RAE, la verdad es que casi todas sus acepciones resultan tener unas connotaciones un tanto negativas. O al menos las definiciones tan escuetas provocan en mí esa sensación.
Yo me centraré en las palabras "obligación contraída", "palabra dada" y "promesa".
A menudo uno asocia el compromiso con la "pérdida de libertad", o a hacer algo porque no te queda otra y no porque realmente te apetezca. A mí, sin embargo, me gusta entender esta palabra fijándome en su etimología (su origen) y ser algo más literal.
El prefijo con- (por completo) + el prefijo pro- (estar en primera posición) + la raíz missus (enviado)
Así yo lo entiendo como poner en primer lugar aquello que has intercambiado, que puede estar relacionado con haber dado tu palabra o haber prometido algo. Pero en ningún momento veo por qué haya que interpretar que esa palabra dada o esa promesa la hiciste en contra de tu voluntad. Por el contrario, veo el compromiso como poner por encima de todo aquello que tú mismo has decidido dar u ofrecer.
COMPASIÓN
Del lat. tardío compassio, -ōnis.
1. f. Sentimiento de pena, de ternura y de identificación ante los males de alguien.
Pena es la palabra clave aquí. Sentir pena se asocia con algo peyorativo. Nadie quiere sentir pena porque ésta es un sentimiento grande de tristeza, pero también un castigo. Pero, ¿qué hay de la ternura y el sentirse identificado con los males ajenos? Empatizar sí es bueno, ¿no? Y, ¿acaso ponerse en la piel de otro no significa sentir lo mismo que esa persona? ¿Y si esa persona siente tristeza? ¿Qué tiene de malo sentir tristeza?
RADICAL
Esta es una de las palabras que más he oído en mi vida referidas a mi persona. En todos los casos siempre he podido sentir el tono condescendiente y aleccionador del vocablo. Siempre usado contra mí a forma de insulto, como si la palabra en sí misma fuera ya negativa. Pero, ¿qué es algo radical? ¿De dónde viene la palabra?
Del lat. tardío radicālis, y este der. del lat. radix, -īcis 'raíz'.
1. adj. Perteneciente o relativo a la raíz.
2. adj. Fundamental o esencial.
3. adj. Total o completo. Cambio radical.
4. adj. Partidario de reformas extremas. U. t. c. s.
5. adj. Extremoso, tajante, intransigente.
6. adj. Bot. Dicho de cualquier parte de una planta: Que naceinmediatamente de la raíz. Hoja, tallo radical.
7. adj. Gram. Perteneciente o relativo a las raíces (‖ de las palabras).
8. adj. Gram. Dicho de un segmento morfológico: Que constituye la raíz dela palabra. U. m. c. s. m.
Efectivamente, radical viene de raíz. Pensad en la raíz de un árbol o, incluso, de una palabra. La raíz es lo que le da vida a ese árbol, es de donde se nutre. Es la parte de la palabra que contiene todo el significado, el origen. Porque todo se remonta a un origen. Todo tiene un principio, una causa... y es a esa causa a la que hay que recurrir cuando intentamos entender algo, cuando intentamos solucionar algo. De ahí que un "cambio radical" sea un cambio completo, total. Cambiar radicalmente significa empezar desde cero. Hacer borrón y cuenta nueva, al fin y al cabo. Si yo quiero modificar ciertas cosas, a veces no queda más remedio que ser radical. O mejor dicho, a menudo la forma más efectiva de conseguirlo es yendo a la raíz de la cuestión a tratar. Si sólo tratamos un problema de manera superficial, aliviando los síntomas, tarde o temprano ese problema volverá a producirse y propagarse.
Pero a menudo se suele asociar ser radical con tener ideas "extremas", con ser tajante. Y digo yo, ¿qué tiene de malo posicionarse en un extremo y ser firme en la convicción de que eso es lo correcto según tu forma de entender la vida? Si yo creo que algo es negro y defender esa idea me hace sentir completa y con la conciencia tranquila, ¿qué tiene de malo? Si yo considero, por ejemplo, que algo es perjudicial para mí y lo erradico totalmente de mi vida, ¿qué problema hay? Mientras mis "ideas radicales" no atenten contra la vida y la libertad de nadie, ¿por qué no las voy a expresar o llevar a cabo?
INTROVERTIDA
Esta es quizá una de mis favoritas, y una de las que socialmente a menudo ha sido poco comprendida y bastante castigada.
¿Qué es exactamente ser una persona introvertida? ¿Es realmente un sinónimo de tímido? Ni mucho menos. Se trata de algo más profundo.
1. f. Psicol. Condición de la persona que se distingue por su inclinación hacia el mundo interior, por la dificultad para las relaciones sociales y por su carácter reservado.
Podríamos quedarnos con esta simplista definición del diccionario, o podríamos pasarnos días hablando sobre las diferentes ideas que genios de la psicología como Jung propusieron en su día.
Yo siempre fui una niña muy callada, pero observadora. Me costaba horrores hablar con la gente y mucho más conectar con alguien. Abrirme a los demás era algo que ocurría en ocasiones muy esporádicas y fugaces. Pero el no relacionarme con un mundo que, con el tiempo, descubrí estaba bastante enfermo, no supuso para mí ningún trauma. Por el contrario contaba con un mundo interior riquísimo y que siempre me ayudó a sentirme especial, y jamás tuve la necesidad de ser aceptada ni fingir ser algo que no era sólo para que los demás me valoraran.
Bueno, y ¿qué tiene entonces la palabra "introvertida" de negativo? Pues hay que reconocer que pocas veces (o nunca) se ha utilizado esta palabra como atributo positivo a la hora de hablar de alguien. Porque es bastante obvio que siempre se ha visto mucho mejor a las personas extrovertidas y sociables, pues se las considera simpáticas y saladas además de mejor adaptadas. Por el contrario, de los introvertidos se ha llegado a pensar a menudo que tenían algún problema (¿mental?).
¿Cuántas veces habré visto a la gente sentir pena por mí al verme jugar sola? Como si la soledad fuera algo malo... ¿Cuántas veces algunas personas se empeñaban en hacerme hablar o participar en actividades grupales para que no me sintiera excluida o fuera de lugar? Cuando en realidad el obligarme a ser como no soy justamente era lo que me hacía apartarme de la gente. ¿Cuántas veces he oído eso de "deberías intentar abrirte un poco y hablar más"? Sólo porque eso es lo que la sociedad espera, sin tener en cuenta si eso me hacía realmente feliz.
Como podéis ver, las palabras pueden encerrar muchas historias y emociones, y por ello no me parece justo restarle valor a su función. Quizá cada vez que alguien hablara debería explicar qué entiende él/ella por las palabras escogidas. Tal vez si profundizáramos un poco más en lo que significan esas palabras en nuestras cabezas, podríamos entendernos mejor y así conseguir una comunicación más efectiva. Por desgracia, a menudo los diccionarios nos limitan y nos fuerzan a conferir a esas palabras unos significados inflexibles e impersonales. Por eso yo aplaudo a los que se atreven a dar una patada al diccionario y crean sus propios vocabularios, libres de reglas fijas y corsés conservadores.
Como podéis ver, las palabras pueden encerrar muchas historias y emociones, y por ello no me parece justo restarle valor a su función. Quizá cada vez que alguien hablara debería explicar qué entiende él/ella por las palabras escogidas. Tal vez si profundizáramos un poco más en lo que significan esas palabras en nuestras cabezas, podríamos entendernos mejor y así conseguir una comunicación más efectiva. Por desgracia, a menudo los diccionarios nos limitan y nos fuerzan a conferir a esas palabras unos significados inflexibles e impersonales. Por eso yo aplaudo a los que se atreven a dar una patada al diccionario y crean sus propios vocabularios, libres de reglas fijas y corsés conservadores.
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