It's hard to stay mad when there's so much beauty in the world.
Sometimes I feel like I'm seeing it all at once and it's too much, my heart fills up like a balloon that's about to burst.

domingo, 9 de febrero de 2020

Una habitación propia

Una mujer debe tener dinero y una habitación propia si desea escribir ficción.

Virginia Woolf lo tenía claro. Una mujer precisaba de independencia económica y de su propio espacio para tener libertad creativa. Por suerte, en nuestra sociedad. ya no vivimos en la época en la que una mujer dependía de su marido económicamente y en la que no tenía derecho a tener su propio espacio. ¡Qué duro tuvo que ser vivir en aquellos tiempos siendo mujer (como lo sigue siendo en otras partes del mundo)! Y aún así, muchas de ellas encontraron la manera para desarrollar y expresar su arte (Jane Austen o las hermanas Brontë, entre otras). 

Puede que a día de hoy las mujeres no tengamos que mendigar para tener un lugar propio donde hacer lo que nos plazca, pero sí que seguimos necesitando, al igual que los hombres, disponer de ese espacio donde poder estar a solas y ser nosotras mismas.

Hace poco les proponía a mis alumnos hablar en clase sobre la importancia del espacio personal, y llegamos a las conclusiones que cualquier otra persona hubiera llegado. Necesitamos un lugar donde poder almacenar nuestros objetos personales, desconectar y estar a solas,  hacer aquello que nos dé la gana... en fin, lo normal. La cuestión es que a veces, a pesar de tener ese espacio físico, no nos permitimos entregarnos a él para darle el uso apropiado. A menudo pensamos que tener una habitación propia es tener un dormitorio donde guardar nuestra ropa y dormir. Pero la cosa va mucho más allá.

A lo que yo me refiero no es a aquello a lo que llamamos "mi habitación". De lo que yo vengo a hablar es de ese lugar donde creamos nuestro pequeño universo. Este puede ser nuestro sofá o sillón,  la oficina, el balcón, la cocina, el garaje, el jardín... en definitiva, cualquier lugar donde nos sintamos cómodas y seguras a nivel emocional. Cuando hablo de la "habitación propia" sobre la que Virginia escribió su ensayo, me refiero a ese espacio donde me siento liberada y empoderada por poder llevar a cabo mi pasión (mi ikigai), que en mi caso es escribir.

Si tu pasión es cocinar y esta actividad es la que te ayuda a conectar contigo misma, a inspirarte, a crear, a desarrollar tus habilidades, entonces tu "habitación propia" probablemente sea la cocina. Y sí, todas tenemos una cocina en casa, pero no todas tenemos acceso a ella o nos permitimos tener ese momento a solas con nosotras mismas para encerrarnos en ella y dar rienda suelta a nuestra imaginación. Y, ¡ay, qué importante es tener ese espacio propio!

Hace 10 años que me independicé, y creo que ahora, después de haber vivido en varios sitios, por primera vez en todo este tiempo, puedo decir que al fin tengo mi habitación propia. Y en realidad no es una habitación en sí, sino mi escritorio. Llevaba años pensando que no estaba viviendo una de mis pasiones -escribir- al 100%, y lo achacaba a la falta de tiempo, a la vida ajetreada de trabajadora, a la pereza, a la falta de inspiración... ¡Qué equivocada estaba! ¿Cómo no me había dado cuenta de que llevaba 10 años viviendo sin tener ese espacio donde construir mi universo? Con razón faltaba orden y claridad mental en mi vida, ¡es que no disponía de ese lugar!

Por suerte, a día de hoy y gracias a tres libros que me han marcado de por vida (Libera tu magia, de Elizabeth Gilbert, El camino del artista, de Julia Cameron, y El método ikigai, de Frances y Héctor), puedo decir que si no estamos siendo creativas en nuestra vida, no es porque no tengamos talento o no nos "ilumine" la inspiración, es porque no hacemos por tener ese espacio (físico y temporal) propio, es porque no nos obligamos a ser disciplinadas, es porque no insistimos en hacer aquello que nos apasiona. Si te gusta -o gustaría- pintar pero crees que lo haces mal, coge ahora mismo papel y pintura, busca un lugar donde te sientas cómoda (física y emocionalmente) y, simplemente, PINTA. 

¡Libera tu magia! Sin importar el resultado. Imponte el hábito de hacerlo a diario, practica y repite día tras día. Que no te importe lo que opinen los demás. No creas para los demás, creas por y para ti.

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