Todo el mundo ha oído hablar alguna vez del hombre renacentista,
y si no, seguro que ha visto el famoso dibujo del Hombre de Vitruvio
donde pueden verse las asimétricas formas del hombre
que representaba los valores de belleza y armonía propios del
Renacimiento. El otro día un amigo me llamó mujer renacentista, y me pareció una de las cosas más bonitas que me han dicho nunca. Pero, ¿cómo es la mujer renacentista? ¿Es aquella
que sonríe a medias como la Gioconda, o se parece más a la santa y
pura Madonna que tantos artistas renacentistas retrataron? ¿Qué es
ser una mujer renacentista? ¿Se puede ser tal cosa?
Para responder a esta última pregunta creo que es necesario hacer
un previo repaso a la historia yendo hacia atrás unos cuantos
siglos. El Renacimiento fue un movimiento cultural europeo que tuvo
lugar entre los siglos XV y XVI y que, como su nombre indica, supuso
un renacer de la cultura clásica grecorromana. Sin embargo, a su
vez, marcaba también el inicio de lo que conocemos como Edad
Moderna, una en la que se rechazaban los valores religiosos y abogaba por el racionalismo. El Renacimiento pretende dejar
atrás una época de oscurantismo marcada por el feudalismo, el
dogmatismo, la Inquisión y la ignorancia.
El Renacimiento deja de lado el teocentrismo y toma al hombre como
medida de todas las cosas. A esa forma antropocéntrica de ver el
mundo se le conoce como humanismo (aunque la mitad de la humanidad
fuera considerada inferior y estuviera supeditada al varón). El
hombre (y la mujer) toma conciencia de sí mismo(a) como individuo y
se interesa por la cultura y el saber. El hombre empieza a ser visto
como un creador (la mujer sólo como madre, cortesana o, a lo sumo, musa). El Renacentismo aboga por la contemplación libre de la
naturaleza y reclama el método científico como fuente de
conocimiento. Se rompe con lo bárbaro (eso sí, a las mujeres se las
sigue tratando como inútiles) y se empieza a tener una mayor sensibilidad.
Los grandes descubrimientos y avances tecnológicos influyeron
enormemente en la forma de pensar de la época. Y aunque la filosofía del momento fuera de corte neoplatónica,
las teorías científicas de Copérnico, Kepler y Galileo Galilei
marcaron un antes y un después en el modo de ver el mundo. Porque
fue durante el Renacimiento cuando se desarrolló la hereje teoría
heliocéntrica. El campo de la cartografía también sufrió cambios
y fue entonces cuando se dibujó el primer mapa del mundo tras el
"descubrimiento" (debería decir invasión y masacre) de
América. A su vez, el comercio y los viajes transatlánticos
favorecieron la importación de nuevos alimentos y especias (y
esclavos/as), enriqueciendo así la gastronomía de cada lugar.
¡Cómo tuvo que ser formar parte de aquella época tan
variopinta!
Por si fuera poco, Guttenberg revolucionó el mundo inventando la
imprenta, lo cual facilitó la promoción de la literatura, que a su
vez hizo que hubiera una mayor preocupación por la ortografía y la
gramática y surgieran las primeras academias de lenguas. El fácil
acceso a los libros y la creación de las universidades favoreció el
debate intelectual y esto hizo que las personas empezaran a ser
valoradas por mérito propio y no por asuntos de sangre.
Los progresos en técnica de dibujo y el estudio de las
proporciones propició que el arte (tan fiel a la realidad) fuera
utilizado como instrumento de instrucción y empezó a verse como una
actividad intelectual y no un mero trabajo manual. Claro ejemplo de
ello fue la extensa obra de Leonardo DaVinci, considerado el modelo
de hombre renacentista por autonomasia.
Se decía que el auténtico hombre renacentista era aquel que
dominaba las armas y las letras por igual y tenía una gracia
natural. No sé si DaVinci dominaba las armas, pero lo que sí que
dominaba eran las artes y las ciencias. Porque DaVinci era lo que se
conoce como un polímata, es decir, alguien que sabe mucho de todo (ciencias, arte, humanidades), un erudito.
Entonces, volviendo a la pregunta del primer párrafo: ¿qué es
ser una mujer renacentista? Pues lo mismo que ser un hombre
renacentista. Una persona, sin importar el sexo, que se interesa por
aprender mucho profundizando en diferentes disciplinas. Y os puedo asegurar
que, aunque se hayan encargado de borrar a esas mujeres de la
historia (ya fuera quemándolas en la hoguera o destruyendo sus
obras), existieron y seguirán existiendo.
Una de ellas fue Christine de Pizan, intelectual autodidacta,
filósofa humanista, poetisa y autora de varios textos de corte más
político. Considerada precursora del feminismo por su obra La
ciudad de las damas. Christine fue una rebelde porque se atrevió a
cuestionar el pensamiento que se tenía sobre la mujer en la época.
Y como ellas, otras muchas ayudaron a transformar poco a poco un
mundo dominado por hombres.
Así que haciendo uso del espíritu del Renacimiento y dejando la
sinrazón atrás, animo a todas las mujeres del mundo a que se
conviertan en "herejes" y polímatas y que llenemos la historia de
mujeres renacentistas de verdad. Que recuerden que el ser humano tiene unas
capacidades ilimitadas para el conocimiento, y que todas las personas
deberíamos desarrollarlas al máximo. Sed siempre insaciablemente
curiosas y haced uso de la razón. Sólo así combatiremos la ignorancia y la barbarie. Sólo
así dejará de ser el hombre la medida de todas las cosas. Solo así conseguiremos una igualdad real.
"Si la costumbre fuera mandar a las niñas a la escuela y enseñarles las ciencias con método, como se hace con los niños, aprenderían y entenderían las dificultades y sutilezas de todas las artes y ciencias tan bien como ellos". Christine de Pizan, La ciudad de las damas (c. 1405)