La primera vez que vi esta película no me gustó nada. Me aburrí, no entendí la historia y me pareció de lo más lenta e insignificante. Sin embargo, tras volver a verla un par de veces más se convirtió en una de mis películas favoritas por diferentes motivos. Primero porque la entendí, porque comprení que aquellos silencios estaban llenos de significados, y segundo porque me sentí extremadamente identificada.
Con el paso del tiempo tengo la sensación de que esa identificación se hace mayor. Cuanto más lo pienso, más me doy cuenta de que mi vida es así, de que continuamente me encuentro lost in translation. Y mientras muchos puedan pensar que eso quiera decir que me siento perdida con el idioma, que no me entero por problemas de comunicación, se equivocan porque es mucho más que eso.
Sentirse lost in translation para mí es sentirme sola en un lugar extraño, un lugar donde nadie me conoce, donde no conozco a nadie, donde nadie me entiende y donde yo no entiendo a nadie. Es recorrer calles desconocidas, mirar a mi alrededor y reflexionar, maravillarme, preguntarme cosas, mirar dentro de mí y descubrirme. Es tener un momento conmigo misma.
Lost in translation es sentir que espero durante horas y horas sin saber muy bien qué. Aviones llenos de desconocidos, habitaciones de hotel vacías, ventanas que muestran un mundo nuevo para mí. Es llegar a un sitio y buscar algo sin tener ni idea de qué es. Sentarme en medio de la nada y esperar que alguien se acerque a mí para saludarme, hablarme, conocerme o simplemente sonreírme. Es hacerme amigos de desconocidos y echarlos de menos antes de despedirme de ellos para siempre. Es crear lazos con personas que en sólo unos cruces de miradas y banales conversaciones se han convertido en mis apoyos más importantes. Es sentir una conexión tan fuerte que todo mi mundo parece no importarme. Es olvidarme del pasado y vivir el momento. Es dormirme pensando en esa persona que acabo de conocer. Es despertarme deseando ver a esa persona de la que apenas sé nada. Es sentir que sólo tengo el valor de lo que aporto a ese nuevo sitio y me parece tan diminuto que me siento perdida en un vacío enorme lleno de gente que pasa por mi lado y ni siquiera me ve. Siento que, no importa cuán alto grite o llore, nadie me oirá y que mis lágrimas se quedarán en ese lugar para siempre recordándome lo que una vez viví ahí.
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