Cuanto más me acerco, más lejos estoy.
El tiempo se acelera, y con él las nubes se deforman con prisa.
La nitidez se difumina, y yo empiezo a ver borroso.
Pero entre la maraña de recuerdos logro vislumbrar una cerradura
a través de la cual miro y solo veo oscuridad... y estrellas.
Sueño con escurrirme a través de ella y caer boca abajo hacia el País de las Maravillas.
Y entonces ocurre.Mi mundo se pone del revés y lo que antes se apresuraba, ahora se ralentiza.
Todo cae. Todo es empujado hacia una fuerza imperiosa pero benevolente.
Mi cuerpo tira, pero mi alma me impulsa hacia la superficie.
Y nado.
Nado con todas mis fuerzas apartando con mis brazos todos los momentos que,fugaces, pasan por mi lado, ignorándome.
Pasados, presentes y futuros.
Todos entremezclados, como en una película mal montada.
Como si paseara por un bosque donde el follaje otoñal
no fuera más que un puñado de fotogramas dispersos, desordenados.
Y los pisoteo. Con fuerza. Con ganas. Con rabia.
¿Por qué es esta mi vida? Me pregunto.
Pero, ¿lo hago con desprecio o con gratitud?
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