It's hard to stay mad when there's so much beauty in the world.
Sometimes I feel like I'm seeing it all at once and it's too much, my heart fills up like a balloon that's about to burst.

sábado, 16 de febrero de 2019

Sino

Soy consciente más que nunca que la vida es una secuencia de eventos que ocurren al azar o bien influenciados por nuestras decisiones previas. Y es precisamente su aletoriedad lo que la hace fascinante y bella. Por este motivo me gusta pensar que cuando las cosas ocurren, no es por algo sino para algo. Es decir, no es que ocurran porque haya un destino o un plan que cumplir, sino que cuando ocurren tenemos que aprovechar la ocasión para tomar la iniciativa y sacarle partido a la oportunidad de construir algo nuevo. 

Por eso cuando un contratiempo sucede, no pensemos que "tenía que ocurrir", sino, "ya que ha ocurrido, que sea para algo". Y aunque a veces se den situaciones que se repitan o nos recuerden demasiado a momentos ya vividos y caigamos en la tentación de creer que somos víctimas de unos patrones (y puede hasta que haya cierto romanticismo místico en esta idea), deberíamos pensar que, gracias a lo que hemos aprendido de esas repeticiones, probablemente podamos revertir los resultados modificando nuestros actos. Esta idea es, sin duda, más esperanzadora y excitante que pensar que todo ya estaba previamente escrito y que iba a pasar independientemente de nuestras elecciones.

Aunque también es cierto que, ni todo es impredecible, ni todo está en nuestras manos. A veces, a pesar de nuestros deseos, ocurren imprevistos y estos nos pueden obligar a realizar alteraciones en nuestras rutinas que no entraban en nuestros planes. Y los cambios con frecuencia son duros, tanto que pueden llegar a joder, dar rabia, y desmoronarte la vida. Sin embargo, siempre traen algo bueno: la oportunidad y el regalo de que tú también puedas cambiar. 

Porque los cambios son como toques de atención, golpecitos en el hombro que te dicen "Oye, no te duermas. ¡Espabila!". Y te obligan a actuar. Al principio por supervivencia. Luego esta se convierte en resiliencia, y finalmente en motivación para crecer y aspirar a algo mejor. Son la ocasión perfecta para hacer balance, autoexamen y embellecer tu vida. Para volver a encontrar esa chispa que lo enciende todo. Empezar de cero y volver a experimentar un montón de nuevas primeras veces, o al menos la sensación de que cuando haces algo, aunque ya lo hayas hecho mil veces, se sienta como la primera vez. Es volver a emocionarte por las simplezas de la vida. Un despertar, un paseo, un paisaje, un abrazo, una mirada, un beso. Es darle un vuelco al estómago y agitarlo para que las mariposas vuelvan a revolotear con fuerza.

Y sé que al final siempre llega ese día en el que bendices ese "revés" por todo lo bueno que trajo a tu vida. Por cambiar las lágrimas por sonrisas. El miedo por la ilusión. Las inseguridades por la esperanza. El derrotismo por el triunfo. La tristeza por el amor.