It's hard to stay mad when there's so much beauty in the world.
Sometimes I feel like I'm seeing it all at once and it's too much, my heart fills up like a balloon that's about to burst.

sábado, 31 de diciembre de 2011

Apocalíptico 2011

Tras mi visita a España donde tuve una mezcla de sentimientos (emoción y nervios por ver a mi gente de nuevo, nostalgia por haberme perdido momentos con ellos, felicidad por sentirme querida, tristeza por la ausencia de mi abuela, decepción por parte de ciertas personas, tranquilidad por sentirme en casa, y un largo etc) y donde sobre todo me di cuenta de que la familia es lo más importante y que cuando estoy con ellos es cuando más cómoda, a gusto y llena me siento, puedo decir que más que nunca necesito que estos 6 meses de trabajo que me quedan pasen lo más rápido posible. Quiero estar ya en el mes de julio para viajar por Estados Unidos y finalmente volver a España con mi gente.

Y como cada año, no puede fallar mi balance del año que se va. Así en pocas palabras sólo puedo decir que el 2011 ha sido uno de los peores años de mi vida, al menos de los últimos años, de mi etapa como adulta. Un año lleno de sentimientos de tristeza y vacío en todos los sentidos. Un año de pérdidas insuperables. Un año del que apenas me he dado cuenta porque no ha habido demasiadas cosas a destacar o que me hayan marcado positivamente. Un año que ha supuesto la continuación del 2011, que fue el año de la decepción. Y si tengo que ponerle un título al 2011, sería el año de la soledad.

Así desglosado es como resumo mi año 2011 (por orden cronológico):

Lo mejor:
- La satisfacción en el trabajo (en la academia) por todo lo que he aprendido allí.
- Mis viajes a/por Estados Unidos. Sobre todo mis aventuras en NY y Chicago (en especial las noches en el club de jazz).
- Estar mejorando mi inglés.
- Haber superado miedos.
- Haber visto en concierto a Earth Wind & Fire y a los Hanson.
- Vivir el jazz en Estados Unidos.
- Haber conocido gente nueva e interesante en Estados Unidos. Haber hecho nuevos amigos.
- Haber recuperado una relación/conexión que daba por medio perdida.
- Haber visto al ballet ruso dos veces (El lago de los cisnes y El cascanueces).
- Haber pasado la Navidad con toda mi familia y haberme sentido querida esos días.
- Haber visitado el National Gallery of Art de Washington DC.
- Darme cuenta de que la familia es lo más importante y valorarla cada día más.


Lo peor:
- Haber empezado el año sin hablarme con una de las personas más importantes de mi vida y sentir su ausencia durante meses.
- El sentimiento de soledad.
- La horrible pérdida de mi querida Lola, mi pequeñita, mi ratita.
- Setirme decepcionada con personas muy cercanas.
- Haberme perdido los conciertos de Jamiroquai y Jamie Cullum.
- El estar lejos de mi familia y seres queridos y echarlos de menos terriblemente.
- La pérdida de mi abuela, una de las personas más influyentes de mi vida, y uno de mis grandes apoyos.

En definitiva, un año que me ha dejado más bien fría. Un año que me hace pensar que si este no era el año del Apocalipsis, no quiero imaginarme cómo será el 2012. Así que preferible es que intente no pensar en ello y que como siempre dé mejor las gracias por lo bueno que tengo e intente aprender de lo vivido. Y mientras me pienso mis propósitos para el año nuevo, sólo pido que se cumpla esta revelación:

"[...] y ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor, porque todo lo que antes existía ha dejado de existir". Apocalipsis 21:4

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Agonía reprimida

Siempre estaré en contra de la represión, pero supongo que esta vez la utilizaré como mecanismo de defensa. Sin embargo, necesito desahogarme de alguna forma, así que simplemente diré cómo me siento y lo que pienso cada noche al irme a la cama.

Tengo miedo, mucho. Me da miedo pensar en ella y ponerme triste. Me produce pánico recordar todos los momentos vividos junta a ella y venirme abajo con la idea de no poder repetirlos...

A veces pienso si estoy siendo egoísta por no querer pensar en ella, por evitar recordarla y por querer pasarlo bien, por hacer mi vida y hasta por reírme. Me hace sentir mal, como si sólo pensara en mi bienestar. Pero por otra parte pienso, ¿de qué me sirve estar mal? ¿Acaso la voy a curar? Necesito mantenerme fuerte y positiva y, en cierto modo, actuar como si todo estuviera bien para así llegar con fuerzas y poder abrazarla cuando la vea y transmitirle todo mi amor intacto, sin un ápice de contaminación por tristeza.

Pero el hecho de que evite ser consciente de la cruda realidad no quiere decir que no haya un solo minuto en el que no desee que permanezca por mucho tiempo en mi vida, y que no sufra... sobre todo que no sufra.

Aunque nunca leerás esto, me gustaría que de alguna forma te llegara este mensaje: Estoy deseando que pasen estos 12 días lo más rápido posible para estar ahí contigo, saludarte, abrazarte, decirte que te quiero y, probablemente, también adiós...






No quiero llorar. No, todavía no.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Flowers, trees and birds and pretty things

Ayer mientras iba conduciendo y escuchaba en la radio una canción de Natalie Cole, me di cuenta de lo poco que nos paramos para simplemente observar el mundo, todo lo que nos rodea. En ese momento recordé que estando aquí en los EE. UU. por primera vez sentí algo que siempre tuve miedo a sentir, y es pensar que la vida es aburrida.

Hubo un día en concreto en el que me empecé a agobiar con la idea de que la vida era aburrida, y me ocurrió porque aquí a veces tengo la sensación de que lo único que puedes hacer es comprar y consumir, y si no tienes dinero, no queda nada para hacer. En ese instante el mundo se me vino encima y pensé ¿cómo puede ser la vida tan simple y vacía?

Obviamente esto no es cierto. Y fue ayer mientras escuchaba esa canción cuando me paré por un instante y miré hacia arriba y contemplé el cielo azul... y entonces vi una bandada de pájaros volando y llegué a sentir esa sensación que creo que deben sentir los pájaros cuando vuelan. Entonces suspiré y me di cuenta de que la vida está llena de cosas preciosas, de seres maravillosos. Que, como dicen en American beauty, hay vida debajo de las cosas y una fuerza benevolente que nos hace no tener miedo a nada. Y me acordé de todas las personas increíbles que he conocido a lo largo de mis 25 años y pensé que es imposible aburrirse en este mundo, porque el simple hecho de tener a esas personas en mi vida y saber que puedo hablar con ellas, reírme y pasar un buen rato hace que sólo puedo sonreír y sentir "gratitud por cada instante de mi estúpida e insignificante vida".

Así que desde aquí mando un mensaje a todas esas personas que creen que la vida es triste y aburrida, y les digo que cuando sientan eso dejen de hacer lo que estén haciendo y simplemente miren a su alrededor, observen, contemplen y den las gracias por pertenecer a un planeta tan fascinante y hermoso como es la Tierra. Y entonces así se sentirán como describía el título de la canción y como me sentí yo, y podrán decirse a sí mismos "I've got love on my mind".

jueves, 10 de noviembre de 2011

Chocolate

Comida, comida y comida. Eso es en lo único que pienso. En realidad hace años que soy así, pero estos meses aquí son exagerados. Lo peor de todo es que no es sólo pensar, sino que también es comer.

Debe ser la ansiedad... Esto de estar cansada todo el día, aburrida por el trabajo, el echar de menos a la familia, la falta de compañía humana en general y el contacto masculino en particular -para qué andarnos con rodeos- me está matando. Supongo que comer es lo único que me queda para saciar la ansiedad. Y encima no paro de tener antojos de cosas dulces, sobre todo chocolate... ¡chocolate yo! Tengo escondida en mi armario una bolsa de chocolatinas Hershey's y otra de minis Snickers, y del Toblerone no digo nada porque ya me lo he zampado.

Mañana toca ir al gimnasio, aunque para el finde ya tengo planes de cenar hamburguesa (veggie) el sábado y desayunar tortitas el domingo. Aún así puedo decir orgullosa que ya dejé la Coca-Cola, la Nutella y la bolsa de palomitas diaria.

¡Ay, deseadme suerte para que pronto encuentre un buen sustituto del chocolate y todas esas porquerías que me pide el cuerpo!

martes, 25 de octubre de 2011

Midnight in Chicago

Debe ser que Woody Allen está dirigiendo mi vida y yo no lo sé.

Después de tres meses un tanto "apagados", el pasado jueves desperté en la medianoche de Chicago donde su tenue luz lo hacía todo posible. El escenario: un club de jazz cuyas paredes estaban cubiertas de fotografías de grandes del jazz (Charlie Parker, Art Blakey, Miles Davis, Chet Baker, Sarah Vaughan, Dexter Gordo
n, Dizzy Gillespie, etc) y un sexteto compuesto por un trompetista, dos saxos, un batería, un contrabajo y un piano tocando sólo para mí.

Tenéis que saber que en las películas de Woody Allen yo siempre soy el mismo tipo de personaje: Cristina (
Vicky Cristina Barcelona), Nola Rice (Match point), Adriana (Midnight in Paris), Linda Ash (Mira Sorvino), Lee (Hanna y sus hermanas)... A eso sumadle una Alba solitaria en la noche de Chicago con un toque un tanto groupie a lo Penny Lane en Casi famosos y ¡voilá!, ya podéis imaginaros cómo sería mi película. Sólo basta con haber visto esas películas citadas para haceros una idea de cómo acaba mi historia...

En toda película de Woody Allen que se precie, siempre hay alguna escena en la que un grupo de pseudo-intelectuales debaten sobre arte, sexo o las vicisitudes de la vida. Por supuesto, mi película no iba a ser menos. Simplemente os diré que
ahí estábamos un compositor catalán, un estudiante americano de bioquímica, un pianista de jazz y servidora hablando sobre las drogas y los sustitutos naturales como la poderosa mente humana para llegar a ese estado de superconsciencia y de las subidas y bajadas de la montaña rusa que es la vida.

El final de la película lo dejo para vuestra imaginación como en esas películas que cuando acaban uno se queda "¿ya? ¿así va a terminar?", y luego se imagina cómo podría continuar. Sólo os puedo decir que al día siguiente me desperté con una de esas sonrisas que hace que todo el mundo con quien te cruzas te salude, como cuando Joseph Gordon-Levitt hace el amor por primera vez con Zooey Deschanel en 500 días juntos y la película se convierte por un momento en un pequeño musical donde todos los personajes cantan y bailan junto al protagonista.

A m
í me gusta pensar que mi Midnight in Chicago es una película con secuela y en este caso espero que la segunda parte sea como El padrino II que, aunque no la he visto, dicen que es mejor que la primera. Confiemos en que así sea.

lunes, 24 de octubre de 2011

Sin sexo en Nueva York

Todo el mundo sabe que Nueva York es la ciudad que nunca duerme y cuando se va allí por primera vez, uno entra en un estado onírico del que nunca quiere salir.

El sábado pasado cuando pisé suelo neoyorquino por tercera vez, me sentía igual que la primera vez, pero también sentí algo nuevo y era como si estuviera en casa. Sentía que podría vivir allí sin problema y entonces, al igual que la ciudad, yo tampoco dormiría nunca.

Lo mejor de ir a Nueva York es que cada vez que estoy allí es de vacaciones. Y si hay algo que necesitaba últimamente era descansar de este trabajo agotador. Despejar la mente y simplemente dedicar tiempo a mí misma. Y si algo tiene NY es que allí puedes hacer de todo, tanto si quieres volverte loca como si quieres relajarte. Y un poco de todo eso es lo que hice. Vayamos por partes.

Día 1: Greenwich Village

Del primer día sólo destacaré dos cosas. La primera es que recargué pilas viendo a amigos de España. Y os aseguro que cuando uno lleva tres meses tan lejos de casa, lo mejor que te puede hacer sentir es ver caras conocidas y oír voces familiares. Sobre todo cuando esas personas son con las que fuiste a NY por primera vez.

Lo siguiente a destacar es el intento de llegar con mis amigas a cierto club de jazz en Greenwich Village. Como hacía una noche tan buena y no queríamos gastar dinero en Metro ya que somos pobres decidimos ir andando...¡desde la calle 53 hasta la 10! Y después de 40 bloques, allí estábamos en la puerta del Fat Cat esperando a los amigos que nunca aparecieron y sin poder entrar porque Stephannie no tenía aún 21. Ante esa situación poco podíamos hacer. Nuestros pies no podían más y el cansancio en nuestras caras dio paso a la famosa foto “homeless” de la noche.


Día 2: Central Park – Times Square

No hay nada como irse un domingo soleado a un parque, sentarse allí y simplemente contemplar y descansar. Y si ese parque es Central Park, no se puede pedir más.

Después acabamos en Times Square y allí se puede hacer de todo, pero si no vas a ver ningún musical o ninguna obra en Broadway, ya sólo te queda ir de compras... o hacerte fotos con un modelo en calzoncillos en la puerta de Abercombrie.


Día 3: Brooklyn - Staten Island Ferry – Battery Park – Wall St – World Trade Center

El lunes fue un día de pasear sin prisas y sencillamente disfrutar el ambiente neoyorquino de las calles.




Día 4: HANSON

Y llegó el esperado día, el sueño de adolescente hecho realidad. ¡¡Ver a los Hanson en concierto en el Best Buy Theater!! Flipé como una enana. Verlos a escasos metros de mí fue una pasada y el concierto fue increíble. Tocaron todas las canciones de The Wall + 'Mmmbob', 'Where's the love', 'A minute without you' (Middle of nowhere) + 'If only' (This time around) + 'Penny & me' (Underneath) + 'Musical ride', 'Thinkin' 'bout somethin'', 'Waiting for this', 'Carry you there', 'Give a little', 'Voice in the chorus' (Shout it out). Y encima Isaac lanzó un montón de púas de su guitarra y yo cogí una.

La verdad es que las 8 horas que pasé de pie esperando merecieron mucho la pena... ¡tanto que estoy deseando repetir!


Día 8: Fiesta en Manhattan

Tras pasar unos días de ensueño en Illinois volví a NYC para pasar mi última noche de vacaciones allí y así celebrar el esperado 21º cumpleaños de Stephannie. Y qué mejor que asistiendo a una terraza súper VIP frente al Empire State de esas a las que sólo Carrie y sus amigas de Sexo en NY van. Pensaréis que sería algo de lo más glamouroso, pero la verdad es que lo más divertido fueron las batamantas rojas que nos dieron en la entrada para no pasar frío. Y como la au pairs somos pobres y no tomamos champán ni sabemos divertirnos con las cosas de los ricos, simplemente pasamos un buen rato haciéndonos fotos con las nada sexys batamantas. Y para quitarnos la espinita del sábado anterior, no pudimos resistirnos a volver al Fat Cat, esta vez para entrar costara lo que costara. ¡Y lo conseguimos! Eso sí, después de media hora, un pijo borracho intentado ligar, un zumo de naranja y un vasito de pistachos, no podíamos más con nuestra alma y a las 5 de la mañana estábamos ya de vuelta en Queens durmiendo la mona.


El día 5 pertenece a otro sueño que tuvo lugar en Chicago, y ese lo dejo para la segunda parte.


TO BE CONTINUED...

lunes, 3 de octubre de 2011

American life vs Spanish life

Tres meses. Ese es el tiempo que ya llevo en los EE. UU. Es increíble lo rápido que pasa el tiempo. Cuanto más lo pienso menos me lo creo. Parece que llegué ayer y a la vez siento que llevo aquí lo suficiente como para tener una opinión de este país y sus ciudadanos y de cómo me siento respecto a España. No es que la opinión que pueda tener ahora no vaya a cambiar en los próximos 10 meses, pero sí puedo decir que ya he pasado la primera fase: el choque cultural.

Ahora ya soy una más en el sentido de que ya no hay más sorpresas, ni miedos. Todo lo importante que tenía que saber ya lo sé y, lo más importante, lo tengo asimilado. En pocas palabras, ya estoy casi 100% adaptada.

Pero el hecho de que esté adaptada no quiere decir que me sienta del todo “a gusto” o, digamos, de acuerdo con la cultura que me está tocando vivir. Simplemente quiere decir que ya sé lo que me puede esperar y lo acepto, pero no siempre lo voy a compartir.

Esto es exactamente lo que me imaginaba pero elevado al cuadrado. Eso de que la realidad supera la ficción es cierto. Y no sé por qué me sorprendo. Yo ya sabía que Estados Unidos era un país capitalista y consumista, pero vivirlo en primera persona es completamente diferente.

Pero aunque yo ya sabía esto, algo en mí ha cambiado. Yo pensaba que los yankees eran capitalistas y consumistas porque les encantaba serlo y eran muy conscientes de ello. Sin embargo, tengo la sensación de que, aunque les guste consumir, son así porque no conocen otra forma de vivir. Nacieron en una familia donde lo normal era comprar, tirar y volver a comprar. Vivieron en una casa donde las luces siempre estaban encendidas, donde la comida si no se comía se tiraba en vez de guardarse, y donde todo era ilimitado.

Por supuesto todo esto suena como la parte negativa de mi historia... pero para mí es una realidad. Siento que estas personas son víctimas de la sociedad en la que viven y me da pena que sus hijos vivirán de la misma forma o incluso peor. ¡Esta pobre gente no es consciente de que no todos vivimos a su ritmo! Eso sí, saben muy bien que el mundo está lleno de gente necesitada y para sentirse mejor -aparte de ir a la iglesia- donan dinero y (algunos) participan en trabajo comunitario... como si eso fuera a arreglar el mundo. Pero dicen que lo que cuenta es la intención, y la de estos americanos os puedo asegurar que es buena y realmente quieren ayudar. A pesar de lo que podáis pensar, me parecen que los yankees son muy buena gente. Personas muy trabajadoras que quieren ser buenos ciudadanos, pero que, bajo mi punto de vista, no llevan el estilo de vida aconsejable para el bienestar de este planeta y todos sus habitantes.

Lo que quiero decir con todo este tocho es que extraño muchísimo Europa en general, y España en particular. Echo de menos mi vida, mis paseos, mi comida, mi gente, mi idioma, mis bromas y risas, mis conversaciones, mi casa...

¡Ojo!, que no estoy diciendo que no esté contenta aquí. Todo lo contrario. Sólo digo que, aunque esta sea una experiencia única e inolvidable, aunque esté aprendiendo muchísimo y haciendo muchas cosas diferentes y que me encantan, aunque esté conociendo buena gente y hablando en un idioma que adoro, pienso a todas horas en mi vida y todo cuanto hay en ella. Y sobre todo me doy cuenta de cuánto AMO cada pequeño instante, cada persona y cada detalle de esa vida que aparqué en España hace 3 meses.

domingo, 31 de julio de 2011

Sueño americano

Es curioso porque aunque esté viviendo el sueño americano, desde que estoy aquí sólo he tenido pesadillas... y ¡horribles!

No obstante no me va mal. Es más, puedo decir que, aunque al principio estaba muy meláncolica y un poco perdida, tras tres semanas la verdad es que no me puedo quejar. Tengo una familia que me encanta pero que aún tengo que conocer a fondo, unos niños que... bueno, me dan mucho trabajo, unos animales adorables y un barrio de película. Eso sí, a veces me siento un poco prisionera porque aquí si no tienes coche no vas a ninguna parte.

El choque cultural... pues ahí sigue. Y es que aunque estemos hartos de ver americanadas en el cine, os puedo asegurar que no es lo mismo que vivirlo en primera persona. El estilo de vida es tan diferente... pero me voy adaptando, no os creáis.

Los días laborales se me hacen duros porque esto de pasar 9 horas diarias con niños no está hecho para mí; pero ese es el reto. Fines de semana he tenido cuatro y la verdad es que ya he tenido la suerte de conocer a gente muy guay y hacer bastantes cosas. El primero fue muy raro porque no sabía muy bien qué hacer. Afortunadamente la piscina fue mi aliada en mis ratos libres y luego Internet.

Hasta que llegó mi primer fin de semana oficial y verdaderamente americano: el camping junto al lago. Mis experiencias con el camping nunca fueron demasiado buenas, pero ésta puedo decir con la voz bien alta que ha sido espectacular. Fue en Sherando Lake, junto a la hoguera tostando mi esponjita (de malvavisco) cuando me di cuenta de que estaba en los Estados Unidos viviendo mi sueño americano. Nadar en aquel lago rodeado de árboles y montañas verdes y respirar el aroma de la hoguera junto a la que Derek tocaba blues con su guitarra fue sin duda lo que me ayudó a sentirme mejor cuando desperté por la mañana (...y desayuné aquellas maravillosas tortitas).

Y ayer creo que por primera vez me di cuenta de la gran suerte que tengo por vivir este sueño americano. Un sueño que nunca fue especialmente mío pero que me está ayudando a ver qué es lo que realmente necesitamos y qué es lo que nos sobra. Un sueño que me está enseñando que para juzgar, tanto aquello que te gusta como lo que no, antes hay que conocer y vivir. Un sueño que me está recordando que soy libre y que no dependo de nada ni nadie para ser feliz. Lo cual no quiere decir que no necesite a todas esas personas que estoy conociendo para tener esta gran sonrisa en la cara: mi familia, mis chicas sudamericanas (Mariana, Stephanie, Laura, Jari) Caitlin, Amandine, Angelina, Nigi, Jesse, Lindsay, Marta, etc.

Con esta experiencia me estoy dejando llevar por el momento, por lo que va surgiendo. Disfruto de cada momento como si fuera único en el tiempo. Disfruto de cada persona que conozco, de cada conversación que escucho, de cada cosa que aprendo, de cada lugar que visito. Siento que quiero estar en todas partes a la vez, que quiero viajar y ver mundo, que quiero seguir descubriendo. Siento ganas de expandirme y llegar a cada rincón de este lugar. Me siento plena... Pero sobre todo siento que, como dijo Lester Burnham en American beauty, “hoy es el primer día del resto de mi vida”.

sábado, 9 de julio de 2011

Charlottesville: una nueva vida

Después de más de 96 horas, más de 6.000 kilómetros (casi 4.000 millas), más de 30 kilos de equipaje (alrededor de 60 libras), unas 10 horas de viaje, 4 días de entrenamiento y 3 nuevas amigas sudamericanas... puedo decir al fin que mi cambio de rumbo ya tiene nombre: Charlottesville.

Mi nueva vida tiene lugar en esta pequeña ciudad en el estado de Virginia donde las calles parecen un decorado, las casas de cartón y el color predominante es el verde de los árboles.

Pero mi aventura no empezó en esta enorme casa con esta gran familia, sino que empezó la mañana del día 5 de julio cuando, entre muchos nervios, me despedía de mis padres y mi querida amiga Anabel. En el avión no podía parar de pensar en que no iba a volver a verlos en meses... 13 meses para ser exactos. Y la idea de alejarme cada vez más de ellos me ponía más y más triste. Y luego me acordé de mi bebé, de mi Tango... y entonces noté cómo los ojos me escocían y se me llenaban de lágrimas.

Tras 7 horas y media de viaje aterricé en el aeropuerto JFK de Nueva York. Recogí mi maleta y mi gran amigo Jet Lag vino a recogerme (y aún sigue conmigo). Con él venía un chico llamado algo así como Jess que me llevó con las otras chicas. Allí sólo había alemanas y tailandesas, y yo estaba en medio de esos grupitos con el miedo de siempre: no encontrar gente para mí.
Llegamos al hotel, nos dieron una pequeña bienvenida, las llaves de la habitación y... ahí estaba yo, sin compañera de habitación. Pensé que sería así durantes los cuatro días de entrenamiento, pero al cabo de dos horas, mientras caminaba por el pasillo, pude ver a lo lejos cómo un botones ayudaba a una chica con la llave y entonces supe que aquella sería mi compañera. Su nombre era Mariana y era de Costa Rica. No hablamos mucho... ella se fue al Mall y yo a la cama.

A la mañana siguiente, sin saber muy bien cómo, ya tenía nuevas amigas: Stephanie de Costa Rica también, a quien conocí en el desayuno, y Laura de Colombia. Después de comer fuimos juntas al Mall y enseguida empezamos a reírnos de todas las barbaridades que nos habían enseñado en el training. Que si no dejáramos nuestra copa sola si íbamos a algún bar porque alguien podría drogarnos y luego violarnos, que si no hiciéramos pipí delante de los niños porque podría considerarse abuso a menores, que si no cogiéramos al niño del brazo muy fuerte porque le podríamos dislocar el hombro y también se consideraría abuso, que si el niño se empezaba a ahogar le pidiéramos permiso para ayudarle, que si el niño te decía "te odio" en realidad significa "echo de menos a la otra au pair" y tendríamos que darle palmaditas en la espaldas porque estaría siendo honesto y directo, que si los niños americanos no están malcriados simplemente es una cultura diferente...

En fin, suficiente como para hacernos reir durante los 3 días de entrenamiento y que eso las convirtiera en mis primeras amigas en los EE. UU. (Chicas, ojalá pudiera vivir esta aventura con vosotras hasta el final :)

Y ahora estoy en mi casa de Charlottesville, con mis padres postizos Nick y Sheri y mis niños Jacob y Ezra. Me queda mucho por aprender, mucho por descubrir, mucho por vivir. Y poco a poco en este blog iré contando las cosas que me vayan sucediendo.

sábado, 12 de febrero de 2011

Haciendo rumbo

Últimamente no hago más que trabajar, trabajar y trabajar. Cuando no trabajo o estoy comiendo, o durmiendo o pensando en que tengo que irme otra vez a trabajar.

Y es que esto de ser pluriempleada no te deja tiempo para mucho más. Cuando llega el fin de semana, entre el cansancio, la desgana y problemas personales varios, una llega a pensar que quiere que sea lunes otra vez para volver al trabajo y olvidarse de todo lo demás.

Esta mala racha personal que llevo desde que comenzó el nuevo año, está haciendo que, más que nunca, piense en ese cambio que tanto necesito. Así que a partir de ahora mi rutina consistirá en trabajar, comer, dormir y planear sobre ese futuro cambio.

Pero no todo es culpa del 2011. En realidad esta extraña y no muy agradable sensación de soledad y decepción viene de unos meses atrás. De hecho la idea de esa nueva etapa que necesito vivir en mi futuro próximo lleva rondándome la cabeza desde septiembre '10 aproximadamente.

Confío en que muy pronto las cosas irán pasando, llegando y corrigiendo su propio rumbo. Como dicen Ketama, “todo tiene su tiempo, todo llega a su hora”. Y llegado el momento, prometo revelar cuál será la solución que pondré a este incómodo malestar.

Y hasta aquí puedo leer.