It's hard to stay mad when there's so much beauty in the world.
Sometimes I feel like I'm seeing it all at once and it's too much, my heart fills up like a balloon that's about to burst.

sábado, 19 de octubre de 2019

Creatividad


Desde de la niñez nos hacen creer que la creatividad es algo que sólo atañe a las personas con algún talento especial o que se dedican a las artes tradicionales. En la escuela fomentan que hagamos uso de esa creatividad y nos invitan a dibujar, colorear, cantar, bailar... todo con el fin de aprender nociones básicas y de desarrollar nuestras capacidades psicomotrices e intelectuales. Normalmente, cualquier dibujo que hacemos o frase que construimos es aplaudida porque quieren reforzar nuestra autoestima y estimularnos para que sigamos adquiriendo destrezas. A medida que vamos creciendo, esos halagos empiezan a convertirse en pequeñas críticas y observaciones con la intención de que mejoremos y perfeccionemos nuestra técnica. No te salgas de las líneas, no uses esos colores, hazlo más pequeño, más grande, cópialo de nuevo, mejor déjalo... Este tipo de sugerencias nos empiezan a descubrir cuáles son nuestras limitaciones y qué se nos da mejor y qué peor, todo ello, obviamente, siempre en base a los cánones establec
idos.

Cuando nos hacemos mayores afirmamos frases como yo es que no sé dibujar, se me dan fatal los idiomas, no tengo absolutamente ningún talento, no tengo imaginación... Puede que estas afirmaciones sean verdaderas en cierto modo (ya sea por falta de interés, motivación, práctica o constancia), pero ello no quiere decir que no podamos aprender, avanzar, hacer otras cosas o intentarlo. La creatividad no es un don que sólo algunas personas tienen el privilegio de disfrutar. La creatividad es en realidad una cualidad inherente al ser humano.

Todas las personas poseemos creatividad, pues no hay nadie que no sea capaz de crear algo. Crear algo no tiene que ser lo que se entiende por una "obra de arte"-ya sea un cuadro, una pieza musical o una novela-. Crear algo es hacer cualquier cosa que salga o ocurra fuera de nuestras mentes. Pero hay quien piensa que para crear algo hay que ser artista, tener inspiración, tener un talento especial. Y la verdad es que estas creencias son a su vez falaces y ciertas. Falaces porque no hace falta ser músico, tener un oído absoluto o estar poseído por alguna musa inspiradora para crear nada. Y ciertas porque en el fondo todos somos artistas, tenemos algún talento y alguna vez nos visita la señora inspiración (aunque no nos demos cuenta).

El problema es que no nos lo creemos porque, por una parte, idealizamos el concepto de creatividad y, por otra, nos han bloqueado la fuerza creativa. Y esto se debe a lo que vivimos en nuestra infancia. Si nuestro entorno estaba impregnado de no puedes, no sabes hacer nada bien y anda quita que ya lo hago yo, probablemente estas sean nuestras creencias actuales, o como mínimo serán el motivo por el que no nos atrevemos a hacer más cosas o por el que no valoramos lo que hacemos como creaciones. No obstante, si creciste en un ambiente donde reforzaban tu libertad creativa y te felicitaban -aunque fuera de vez en cuando- por las cosas que hacías "bien", tienes más posibilidades de creerte una persona creativa o con capacidad de serlo al menos.

Una parte de mí siempre creyó que ser creativo tenía que ver con hacer cosas artísticas, y a menudo me frustraba pensar que no sabía dibujar, que era incapaz de rimar dos palabras, que se me daba mal tocar el piano, que no afinaba al cantar, o que me movía como un pato mareado al bailar. Me entristecía un poco no tener ningún talento artístico. Y por tanto pensaba que, simplemente, yo no era una persona creativa, aunque hubiera otras muchas cosas que sí se me daban bien (y de las cuales era consciente). Sin embargo, otra parte de mí creía que yo, en el fondo, era capaz de hacer casi cualquier cosa que me propusiera si le ponía ganas y era perseverante porque, por suerte, tuve unos padres que así me lo hacían creer. ¡Qué importante es que te refuercen la autoestima desde temprana edad!

Ahora, empiezo a comprender que ser creativa no tiene nada que ver con componer una ópera, escribir una novela digna de ser un superventas o pintar un Guernika. Cada vez que escribo sobre mi cotidianidad en mi diario, estoy creando. Cada vez que cocino algún plato -ya sea un potaje o un sándwich-, estoy creando. Cada vez que preparo café, estoy creando. Cada vez que explico algo en clase, estoy creando. Cada vez que produzco una oración, estoy creando. Cada vez que enciendo una vela, estoy creando. No hace falta mistificar el momento de creación, basta con ponerse a la tarea, sea la que sea. Simplemente se trata de hacer algo que te guste y de hacerlo lo mejor que sepas. En el proceso, estarás creando algo sin darte cuenta. Puede ser un perfecto poema dodecasílabo con rima asonante, pero también unas simples galletas o el dobladillo de un pantalón. Todo es creación en el momento en que la idea sale de nuestras mentes y se vuelven tangibles. Todo está impregnado de creatividad, porque esa es nuestra seña de identidad como especie, eso es lo que nos diferencia de otros animales: la capacidad creadora, el hacer las cosas no por mero instinto o reflejo, sino por puro placer.

Así que deja de ponerte excusas, deja de decir que no tienes talentos, que nada se te da bien, y ponte a crear algo. Pero hazlo porque sí, porque te gusta, por amor al arte. Y nunca dejes de hacerlo ni de creer que eso que haces por gusto no es algo fruto de tu creatividad sólo porque no sea considerado una obra de arte o no siga los cánones establecidos. Sigue haciéndolo hasta que deje de hacerte feliz, sin importar el resultado ni lo que opinen los demás. Porque creamos para compartir o dejar huella, pero también para expresarnos, conocernos mejor o simplemente disfrutar del momento.

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