It's hard to stay mad when there's so much beauty in the world.
Sometimes I feel like I'm seeing it all at once and it's too much, my heart fills up like a balloon that's about to burst.

lunes, 3 de octubre de 2011

American life vs Spanish life

Tres meses. Ese es el tiempo que ya llevo en los EE. UU. Es increíble lo rápido que pasa el tiempo. Cuanto más lo pienso menos me lo creo. Parece que llegué ayer y a la vez siento que llevo aquí lo suficiente como para tener una opinión de este país y sus ciudadanos y de cómo me siento respecto a España. No es que la opinión que pueda tener ahora no vaya a cambiar en los próximos 10 meses, pero sí puedo decir que ya he pasado la primera fase: el choque cultural.

Ahora ya soy una más en el sentido de que ya no hay más sorpresas, ni miedos. Todo lo importante que tenía que saber ya lo sé y, lo más importante, lo tengo asimilado. En pocas palabras, ya estoy casi 100% adaptada.

Pero el hecho de que esté adaptada no quiere decir que me sienta del todo “a gusto” o, digamos, de acuerdo con la cultura que me está tocando vivir. Simplemente quiere decir que ya sé lo que me puede esperar y lo acepto, pero no siempre lo voy a compartir.

Esto es exactamente lo que me imaginaba pero elevado al cuadrado. Eso de que la realidad supera la ficción es cierto. Y no sé por qué me sorprendo. Yo ya sabía que Estados Unidos era un país capitalista y consumista, pero vivirlo en primera persona es completamente diferente.

Pero aunque yo ya sabía esto, algo en mí ha cambiado. Yo pensaba que los yankees eran capitalistas y consumistas porque les encantaba serlo y eran muy conscientes de ello. Sin embargo, tengo la sensación de que, aunque les guste consumir, son así porque no conocen otra forma de vivir. Nacieron en una familia donde lo normal era comprar, tirar y volver a comprar. Vivieron en una casa donde las luces siempre estaban encendidas, donde la comida si no se comía se tiraba en vez de guardarse, y donde todo era ilimitado.

Por supuesto todo esto suena como la parte negativa de mi historia... pero para mí es una realidad. Siento que estas personas son víctimas de la sociedad en la que viven y me da pena que sus hijos vivirán de la misma forma o incluso peor. ¡Esta pobre gente no es consciente de que no todos vivimos a su ritmo! Eso sí, saben muy bien que el mundo está lleno de gente necesitada y para sentirse mejor -aparte de ir a la iglesia- donan dinero y (algunos) participan en trabajo comunitario... como si eso fuera a arreglar el mundo. Pero dicen que lo que cuenta es la intención, y la de estos americanos os puedo asegurar que es buena y realmente quieren ayudar. A pesar de lo que podáis pensar, me parecen que los yankees son muy buena gente. Personas muy trabajadoras que quieren ser buenos ciudadanos, pero que, bajo mi punto de vista, no llevan el estilo de vida aconsejable para el bienestar de este planeta y todos sus habitantes.

Lo que quiero decir con todo este tocho es que extraño muchísimo Europa en general, y España en particular. Echo de menos mi vida, mis paseos, mi comida, mi gente, mi idioma, mis bromas y risas, mis conversaciones, mi casa...

¡Ojo!, que no estoy diciendo que no esté contenta aquí. Todo lo contrario. Sólo digo que, aunque esta sea una experiencia única e inolvidable, aunque esté aprendiendo muchísimo y haciendo muchas cosas diferentes y que me encantan, aunque esté conociendo buena gente y hablando en un idioma que adoro, pienso a todas horas en mi vida y todo cuanto hay en ella. Y sobre todo me doy cuenta de cuánto AMO cada pequeño instante, cada persona y cada detalle de esa vida que aparqué en España hace 3 meses.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

suele ocurrir.. mientras más viaja uno más se da cuenta de lo que tiene y aprende desde la distancia a apreciarlo. y la felicidad está como bien dices alli donde estemos a gusto con la gente con la que queremos estar, da igual que el luegar se llame EEUU o Broxquetillo! Fdo:tu tía.

Anónimo dijo...

¿Acabaremos nosotros igual que ellos? Hace varios años una amiga que acababa de pasar un par de años en la República Checa me dijo que después de la distancia, al volver a España se dio cuenta de lo americanizados que estamos. Nuestro ritmo se parece cada vez más al de ellos, nuestras necesidades también. Nuestros hijos también ven como usamos y tiramos y cómo gastamos y desperdicamos. El dinero nos usa a nosotros, y no nosotros al dinero. En cierto modo creo que es irremediable que sigamos por ese camino, aunque me encantaría estar equivocada. Fdo: Maria Jose