It's hard to stay mad when there's so much beauty in the world.
Sometimes I feel like I'm seeing it all at once and it's too much, my heart fills up like a balloon that's about to burst.

jueves, 3 de enero de 2019

Balance 2018

Este año más que nunca me aterra un poco sentarme a escribir el balance del 2018 porque siento que la etapa que se cierra va a dar paso a una de más incertidumbre. Y aunque en general la incertidumbre me excita, esta vez, no sé si por la edad o por lo que he conseguido, me hace preocuparme más que motivarme.

Ahora mismo estoy un poco bloqueada, y este sentimiento no me deja recordar con claridad los acontecimientos que tuvieron este año que hoy me dispongo a despedir. Tengo algunos bonitos e intensos recuerdos que se me vienen a la cabeza, pero siento que es más un sentimiento agridulce el que me invade en este instante. Porque mientras el 2017 se caracterizó por la tranquilidad y la estabilidad, siento que el 2018 ha estado empañado de un halo de inseguridades y dudas. Dicho así suena como si hubiera tenido un año de mierda, y no es así, sólo que creo que esos son los sentimientos que más fuerza cobraron o cobran ahora desde la perspectiva nostálgica actual (y desde el momento de ovulación en el que me encuentro).

¿Dudas e inseguridades respecto a qué? Pues yo diría que hacia todo lo que me rodeaba y lo que sentía dentro. Dudas sobre mis ideas, mis creencias, mis sentimientos, mis pensamientos, mis relaciones. En fin, todo. Un año lleno de cuestionamientos, de no tener claro nada o casi nada. Un año en el que quitarme la venda (o tan solo mirar de reojillo por encima de ella), desconcertaba más que nunca. 

Ese choque de realidad me ha servido para replantearme muchas cosas, y no sé a las demás personas, pero el poner en duda todo cuanto siempre había creído ha sido más duro de lo que pensaba. Sin embargo, a la vez, ha sido liberador y no lo he llevado tan mal. El "problema" es que, como siempre digo, la libertad acarrea una responsabilidad: la de tomar mis propias decisiones. Dejarlo todo en mis propias manos y ser dueña y señora de mis elecciones y sus consecuencias. Algunos, invadidos por la ignorancia, lo tienen más fácil pues tan sólo tienen que dejarse llevar por el rebaño con sus ojitos cerrados.

Ahora yo tengo tantas opciones en mi abanico, que me abruma no tener ni idea de cuál podría ser la mejor para mí como otras veces sí he creído saber. Y lo peor de todo es que el 2019 parece presentarse como un año lleno de decisiones a tomar, y algunas de ellas no sólo no son fáciles, sino que parecen suponer para mí un cambio sustancial de mi realidad actual. Una realidad que me ha costado labrarme y que, sinceramente, no sé si quiero modificar en estos momentos. ¿Será que he sufrido tantos cambios de parecer en mi mente últimamente que ahora estoy en ese punto de "¡Virgencita, que me quede como estoy!" -con el que, por cierto, yo jamás me he visto identificada-? ¿Será que necesito aferrarme un poquito a esa estabilidad que conseguí en el 2017 y darle un poco de tregua a las sorpresas? ¿Será que ya no confío tanto en mi capacidad de empezar de cero como solía? 

No obstante, todas estas incógnitas sé que, en el fondo, siembran en mí las ganas de buscar soluciones, de sortear los obstáculos y de levantarme una vez más. Tengo la certeza de que todas estas preguntas sin respuestas el día de mañana me darán la risa y me fortalecerán, y por eso no es exactamente miedo lo que siento, sino más bien vértigo. Pero a veces el vértigo viene acompañado de una sensación de subidón, como cuando caes por una montaña rusa. Y lo más importante es que, a fin de cuentas, todos esos loopings en los que me he visto atrapada este año, me han servido para aprender y ser un poquito más consciente del mundo en el que vivo. Un mundo lleno de contratiempos, pero también de maravillas e inspiración. Y es gracias a esto último por lo que siempre acabo sobreviviendo a cualquier revés que trae la vida.

Así que después de todo este resumen global, tenía pensado elegir la palabra inseguridad para definir el 2018, pero finalmente he optado por deconstrucción porque me parece mucho más constructiva, valga la redundancia.

Ahora por partes. Lo mejor y lo peor del año:

LO MEJOR:
  • Compartir 365 días junto al mejor compañero de vida que podría tener.
  • Los días de improductividad elegidos y disfrutados al 100% sin ningún tipo de remordimiento.
  • Las noches de cine, series, y documentales en casa.
  • Los días de verano al sol, en la playa, en el campo, bajo las estrellas, frente al eclipse lunar...
  • Películas como Bohemian Rhapsody o Todos lo saben, y series como Manhunt: Unabomber, Better call Saul, The sinner, Mindhunters, o la última temporada de BoJack Horseman.
  • Haber adquirido el maravilloso hábito de leer y disfrutarlo tantísimo, hecho que hace sentirme muy orgullosa de mí misma. Libros tan interesantes y variados como: La maestría del ser (espiritualidad), La expulsión de lo distinto (filosofía), Feminismo para principiantes (política), Sapiens (historia), #HolaGuerrera (feminismo), por mencionar algunos.
  • Haber desaprendido ideas que tenía muy arraigadas desde la infancia, ayudándome a descubrir otro enfoque sobre la sociedad y entender en profundidad el concepto de género. Esto me ha llevado a reflexionar muchísimo sobre lo que realmente significa el feminismo y lo necesario que es para luchar contra las desigualdades. Gracias a personas concretas y sus brillantes e inspiradoras reflexiones en redes sociales, así como artículos de crítica social y a ensayos políticos y filosóficos como El segundo sexo (1949) de Simone de Beauvoir, Política social (1970) de Kate Millet, Neoliberalismo sexual (2015) de Ana de Miguel y documentales como She's beautiful when she's angry, entre otros (todos disponibles en Netflix).
  • Haber retomado el yoga y habérmelo tomado más en serio, disfrutando no sólo de las asanas sino también de la meditación y todo lo que conlleva el estilo de vida yogui del que aún tengo mucho que aprender.
  • Haber tenido conversaciones y debates extremadamente profundos, trascendentales y enriquecedores con amistades y personas conocidas, y haber aprendido muchísimo con ellas.
  • Haber retomado el precioso hábito de cartearme con amigos y también personas desconocidas de todas partes del mundo.
  • Haber escrito en mi blog y en mi diario más que nunca en los últimos años.
  • Haber viajado a Tenerife con mi amado, y haber visitado sitios tan impresionantes como las playas de rocas volcánicas y los mágicos bosques de laurisilva. 
  • Haber vuelto a EEUU de vacaciones y haberme reencontrado con mis amigos Ahmed y Pedro, y descubrir que ni el tiempo ni la distancia borra las conexiones auténticas.
  • Regresar a casa y sentir que la magia volvía a empezar desde cero sintiendo esa felicidad y seguridad inmensas que tanta fuerza me dan.
  • Haber visto a Mariah Carey en concierto una vez más y que haya sacado nuevo disco.

LO PEOR
  • Haber sentido sentimientos tan feos y destructivos como la inseguridad y los celos.
  • No haber progresado nada en la relación que tuve que congelar el año pasado.
  • Haber sentido miedo a perder algo importante.

En cuanto a los propósitos para el 2019, supongo que de momento tendré que ir viendo cómo se desarrolla el año, pero lo que sí tengo claro es que estarán relacionados con trabajar internamente en la reconstrucción de mis ideas.

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