It's hard to stay mad when there's so much beauty in the world.
Sometimes I feel like I'm seeing it all at once and it's too much, my heart fills up like a balloon that's about to burst.

miércoles, 24 de abril de 2019

Menos es más

Hoy en día vivimos en una sociedad donde todo es fugaz, instantáneo y desechable. Conocer a alguien, sin ir más lejos, supone tan sólo hacer clic sobre una foto superficial (la mayoría de las veces retocada hasta la saciedad o hecha desde un ángulo en el que tú dejas de ser tú para convertirte en otra persona) o deslizar el dedo por una pantalla.

Para el que no lo sepa o no lo quiera reconocer, vivimos en una sociedad extremadamente consumista, materialista (en todos los sentidos) y superficial. Incluso los que creemos que llevamos una vida más sencilla o austera somos también parte de esa vorágine de consumismo compulsivo. Pero eso no quiere decir que debamos rendirnos y ceder a las fuerzas del capitalismo y seguir siendo parte de ese poco deseable estilo de vida. En nuestras manos está cambiar la dirección de nuestra forma de consumo, y eso es precisamente lo bonito de ejercer nuestra libertad, que podemos elegir qué cosas seguir usando, qué cosas cambiar, y de qué cosas prescindir. Y ¿cómo se hace eso? Pues muy fácil, respondiendo a unas sencillas preguntas:

1) ¿Realmente necesito esto?
2) ¿Me hace esto genuinamente feliz?
3) ¿Aporta esto algo positivo a mi vida, la de los demás o la del planeta?

Entonces, ¿queremos mejorar nuestras vidas, hacerlas más plenas? ¿Estamos dispuestos a pensar en los demás y en el planeta y actuar de forma consecuente y responsable? ¿Estamos listos/as para transformar nuestras vidas? Si la respuesta es sí a todas las preguntas, a continuación puedes leer algunos consejos que a mí me han ayudado a aumentar sustancialmente la calidad de mi vida.

- Minimalismo / Decrecimiento
Las que hemos estado siempre metidas en el mundo de la ecología política estaremos más familiarizadas con el término "decrecimiento", o lo que es lo mismo, vivir mejor con menos. Ahora hay un nuevo movimiento -más social que político- que llama a esto mismo minimalismo. El minimalismo -o decrecimiento- consiste en justamente lo contrario al crecimiento (ni caso a eso del crecimiento sostenible, eso es un oximoron como una catedral). Se trata de reducir el consumo de todo al mínimo y aprender a vivir con menos, aprovechando al máximo lo que ya tenemos, reutilizando viejos objetos dándoles un nuevo uso si es posible, o reemplazando sólo aquello que realmente necesitas, evitando así comprar por comprar.

- Movimiento cero residuos (del inglés Zero waste)
Este es mi objetivo a largo plazo. Mientras que en el minimalismo consumimos lo justo, el movimiento cero residuos nos anima a consumir sólo aquellas cosas que no producen residuos. Y ¿cómo se hace eso? Pues muy sencillo. Ejemplos prácticos: comprar comida a granel, así evitamos envoltorios innecesarios que son altamente contaminantes. En el caso de bebidas o productos de limpieza que vienen en botes de plástico, el movimiento zero waste nos propone que hagamos esas bebidas o productos de manera casera. Así en vez de comprar un cartón de leche de almendras, la haremos en casa, ganando así en salud, ahorrando dinero y evitando contaminar el medioambiente.

- Alimentación consciente
Todo lo anterior no sirve de nada si luego comemos alimentos para los que ha hecho falta gastar litros de agua, deforestar bosques, usar productos químicos contaminantes o recorrer miles de kilómetros. Por ello es importante tener en cuenta algunos detalles a la hora de comprar nuestra comida: que sea local, de temporada y ecológica a ser posible. Y por supuesto que no sean alimentos procesados o envasados. Todo lo más natural y fresco posible.
Mis recomendaciones personales: eliminar el consumo de productos animales o reducirlo al mínimo,  evitar productos industriales (bollería, galletas, batidos, etc) y procesados (embutidos, congelados, pasta o pan blancos, etc), y por supuesto aumentar la cantidad de verduras y frutas frescas, cereales integrales, legumbres, fermentados, semillas y nueces. Con una dieta así no sólo ganarás en salud sino que también estarás protegiendo el medioambiente y el bienestar animal.

- Meditación
Como bien dije en la introducción, vivimos en una sociedad altamente consumista, y para consumir al nivel que lo hacemos hay que producir al mismo ritmo. Para ello es necesario trabajar infinitas horas, en definitiva, no parar nunca. Y es por este motivo que parar y dejar de hacer para simplemente ser y estar en el ahora es tan importante. Cuando meditamos no estamos produciendo nada, por lo tanto no estamos contaminando de ninguna manera, ni el planeta, ni nuestra mente (con pensamientos agotadores), ni nuestro cuerpo. Meditar es conectar y pasar tiempo contigo mismo/a.
Yo personalmente practico yoga, doy paseos por la playa y escribo.  Hay quien sale a correr, cocina, baila o hace ganchillo.

- Relaciones sanas
Eso de cuantos más mejor, nunca fue mi lema. Yo prefiero que en mis relaciones prime la calidad por encima de la cantidad. Por eso reducir las relaciones personales y quedarse con aquellas que realmente nos aportan algo positivo es también tan importante para tener una vida más sana. No sirve de nada mantener relaciones por compromiso o por nostalgia. Si una relación no te aporta nada o se ha vuelto tóxica, es mejor dejarla atrás. Al fin y al cabo somos seres sociales y necesitamos el contacto con otras personas para sentirnos bien, así que mejor rodearse de aquellas que nos hacen sentir libres y no de aquellas que nos exigen o no nos respetan o con las que tenemos algún tipo de dependencia.

-Contemplación y admiración
Como dice mi poeta favorito "El mundo no se ha hecho para que pensemos en él, sino para que lo miremos y estemos de acuerdo" (Pessoa).
El mundo, entendido como el planeta que habitamos, a pesar de sus atrocidades y crueldad, es un lugar fascinante lleno de belleza. No recuerdo cuándo empecé a sentir admiración  y fascinación por la Tierra, pero probablemente desde el día en que abrí los ojos. El mar, los bosques y sus árboles, las flores, los animales en todas sus formas, los ríos, los lagos, el cielo y sus cuerpos celestes, el fuego y su efecto hipnotizador, en definitiva, todos los elementos de la naturaleza que hacen posible la vida y el equilibrio. Todo ello merece ser contemplado, respetado y admirado. Me parece que la vida contemplativa es un ejercicio perfecto de humildad y gratitud que si todas las personas lleváramos a cabo, sentiríamos un poquito más de paz, al menos en nuestro fuero interno.

- Autocrítica
Algunas personas pueden pensar que este punto chirría un poco con el resto, puesto que cuando se medita, una de las primeras cosas que se enseñan es a no juzgarte ni a ti ni a los demás. Pero para mí la autocrítica es lo que se hace antes de emitir un juicio (ya sea positivo o negativo), y es necesario para conocerse, cambiar, y evolucionar. Al ser autocrítica soy capaz de analizarme y reflexionar sobre aquellas cosas en las que puedo mejorar para ser más feliz y aportar algo positivo al mundo que me rodea. Y para ello la mejor herramienta es la información y el conocimiento. La información hoy en día se puede conseguir de una manera sencillísima. Pero no basta con adquirirla, hay que prestarle atención, pensarla, estudiarla, experimentarla, asimilarla y aprenderla. ¿Mi consejo personal? Leer mucho y variado.

Y bueno, de momento esto es todo lo que puedo aportar para llevar una vida más sencilla y plena. No es nada del otro mundo, o al menos para mí son cosas de sentido común (o así lo entiendo yo). Y por supuesto, no os creáis que después de esta guía tan buenrrollista voy a dejar de hacer crítica social hacia todo lo que me parece injusto. Este tipo de publicaciones son también para mí una forma de hacer análisis y critica, intentando aportar algo positivo que aplicar en el día. ¡No todo va a ser meter caña sin piedad!

En fin, si alguien tiene alguna sugerencia más para hacer de la vida un viaje más agradable por favor, que me ilumine.

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